Después de decir prácticamente adiós a la Liga, el Real Madrid se juega la temporada con la obligación de remontar ante la Juventus de Turín en mitad de un ambiente enrarecido.
El equipo de Carlo Ancelotti se ha conjurado para sacar adelante la eliminatoria y confía en que el estadio Santiago Bernabéu viva el miércoles una noche europea mágica. Mientras, la Juventus, con una ventaja mínima de 2-1 en la ida, aspira a defender la renta y regresar a la final de la Liga de Campeones después.
«Tenemos que estar tranquilos, muy concentrados y necesitamos intensidad», dijo el martes Ancelotti. «Tenemos una motivación muy grande y tenemos unas ganas increíbles de jugar otra final».
No es el mejor momento anímico del Madrid. El 10 veces campeón de Europa se había marcado la final de Berlín y la lucha por la undécima copa continental como un objetivo prioritario. Pero el equipo blanco se dejó media Liga el pasado sábado tras empatar en casa 2-2 con el Valencia. Está a cuatro puntos del Barcelona con solo seis en disputa.
El partido del Valencia reabrió una vieja herida entre la grada y su capitán, Iker Casillas. El arquero fue silbado por su afición reiteradamente. Y Ancelotti se pasó buena parte de la rueda de prensa previa al partido despejando balones sobre Casillas o el estado de forma de Gareth Bale.
«Mañana (miércoles) el madridismo será uno solo», dijo Ancelotti evitando la polémica. «El madridismo entiende lo importante que es este partido».
Pero es que el Madrid tampoco ha brillado en Europa este año, cuando intentaba convertirse en el primer equipo que revalida el título desde el Milan en las temporadas de 1988-89 y 1989-90. Los de Ancelotti han sufrido mucho en los cruces: dos victorias, dos derrotas y un empate en los enfrentamientos contra Schalke 04, Atlético de Madrid y Juventus.
MADRID (AP)