Hermine tocó tierra en el noroeste de Florida, en Big Bend, en la madrugada del viernes como huracán de categoría 1, el primero que golpea directamente el estado en más de una década, antes de degradarse a tormenta tropical en su avance hacia el interior.
El huracán de categoría 1 recaló justo al este de St. Marks alrededor de la 01:30 del viernes con vientos de casi 130 kilómetros por hora (80 millas por hora), según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, que más tarde reportó su debilitamiento y el cambio de categoría a tormenta tropical.
La previsión de olas de más de 3,5 metros (12 pies) amenazan la costa y se espera que las lluvias, que podrían dejar hasta 25 centímetros (10 pulgadas) de agua, puedan provocar inundaciones a lo largo del recorrido de la tormenta, incluyendo la capital estatal, Tallahassee, que no se ha visto afectada por un huracán desde Kate en 1985.
A las 05:00 EDT del viernes, Hermine se debilitaba en su avance hacia el sur de Georgia, explicó el Centro de Huracanes. El centro de la tormenta estaba a unos 32 kilómetros (20 millas) al oeste de Valdosta, en Georgia, y se movía en dirección norte-noreste a 22,5 kmh (14 mph). Se espera que tras cruzar Georgia, avance a las Carolinas y la costa Este, con posibilidad de lluvias torrenciales e inundaciones.
Las inundaciones obligaron a 18 personas a abandonar sus casas en Green Key y Hudson Beach, en el condado de Pasco, al norte de Tampa, Florida, dijeron autoridades. El departamento de bomberos y la policía del condado emplearon vehículos acuáticos para rescatar a personas ante la crecida a primera hora del viernes. Fueron trasladados a un albergue cercano.
En el condado de Wakulla, al sur de Tallahassee, una pareja sufrió heridas menores cuando un árbol cayó sobre su coche mientras circulaban por una carretera en medio de la tormenta, señaló el administrador del condado, Dustin Hinkel. Agregó que las olas, de entre 2,4 y 3 metros (8 y 10 pies) dañaron muelles y anegaron carreteras en la costa.
El último huracán que alcanzó Florida fue Wilma, una potente perturbación de categoría 3 que llegó a la región el 24 de octubre de 2005. Cruzó los Everglades y azotó el poblado sur del estado, causando la muerte de cinco personas y unos 23.000 millones de dolares en daños.
Las autoridades pidieron a residentes de algunas islas y de lugares de baja altitud y propensos a inundarse que desalojen esas zonas. Se esperan inundaciones en toda la costa del Big Bend la zona más rural y menos poblada del estado.
El gobernador de Florida, Rick Scott, advirtió del peligro que suponen las grandes olas, fuertes vientos, árboles caídos y cortes eléctricos, y pidió a la población que se traslade a refugios en el interior si fuese necesario para asegurarse de que tienen suficiente comida, agua y medicamentos.
«Se puede reconstruir una casa, se puede reconstruir una propiedad, pero no se puede reconstruir una vida», manifestó Scott en una conferencia de prensa el jueves por la tarde. «Vamos a ver muchas inundaciones».
Scott, que decretó el estado de emergencia en 51 condados, dijo que hay 6.000 guardas nacionales listos para movilizarse para atender las consecuencias del paso del huracán. Los gobernadores de Georgia y North Carolina también declararon alertas.