Dos miembros de la junta directiva del Banco del Vaticano renunciaron debido a desacuerdos sobre la gerencia y el propósito de la institución.
Bajo el papado de Francisco, el Instituto para Obras Religiosas ha tratado de dejar de ser una entidad concentrada en ganancias y convertirse en una dedicada a servicios para ayudar a órdenes religiosas en particular. Funcionarios del Vaticano manejan sus cuentas.
El Vaticano declaró el miércoles que las renuncias de Clemens Borsig y Carlo Salvatori «pueden considerarse a la luz de opiniones y reflexiones legítimas» sobre la gerencia de esa inusual institución.
El banco desde años ha estado atravesando un proceso para adherirse a normas internacionales sobre el lavado de dinero, tras una serie de escándalos.