Japón se vio obligado a abrir las puertas de una cárcel para acoger a parte de las decenas de miles de personas desplazadas por los dos terremotos de los últimos días en el sudoeste del archipiélago.
La cárcel de Kumamoto, con 500 reclusos, acogió hasta 250 personas en su sala de artes marciales. El número bajó a 110 el martes.
Después del sismo de marzo de 2011, seguido de un tsunami y de una catástrofe nuclear, el ministerio de Justicia decidió poner sus establecimientos a disposición de los desplazados.
«Es la primera vez que se aplica», declaró a la AFP un representante del ministerio, Koichi Shima.
Dos terremotos acompañados por unas 600 réplicas sacudieron el centro de la isla de Kyushu desde el jueves por la noche, provocando la muerte de 46 habitantes y dejando unos 1.000 heridos, de los cuales 208 de graves.
Más de 95.000 personas que abandonaron sus casas destruidas o muy dañadas todavía estaban alojadas el martes por la noche (hora local) en refugios, precisó una portavoz de la prefectura de Kumamoto.
Esta cifra -dijo- no incluye a todas aquellas alojadas en casas de familiares, de amigos o en lugares no considerados centros de acogida oficiales.