El esmog aguó las celebraciones de vísperas de Año Nuevo en Italia, con Roma, Milán y otras ciudades prohibiendo fuegos artificiales. La medida se tomó para evitar agravar los altos niveles de contaminación del aire.
Decenas de ciudades y pueblos han cancelado espectáculos de fuegos artificiales y prohibido el uso de cohetes y otra pirotecnia personal, debido a la mala calidad del aire y también para proteger a animales que son afectados por el ruido. Las prohibiciones tienen en cuenta además la seguridad pública, pues centenares de personas son heridas cada año al lanzar fuegos artificiales.
En el sur, el alcalde de Bari llamó a los ciudadanos a ayudar a la policía con la prohibición, y pidió que tomen video con sus teléfonos de cualquiera que encienda cohetes o fuegos artificiales.
Las autoridades han confiscado toneladas de fuegos artificiales ilegales en operaciones separadas en todo el país, incluyendo 300 kilogramos de pólvora en Caserta, cerca de Nápoles, con valor de 400.000 euros.
«La solución de la contaminación no depende de nosotros», dijo Antonio Fiotta, dueño de una tienda de fuegos artificiales en Milán. «Depende de otras causas, ajenas a nuestro negocio».