Un policía francés retirado fue detenido el lunes en relación a una bomba falsa colocada en un avión de Air France que obligó a la nave a hacer un aterrizaje de emergencia en Kenia, informaron las autoridades.
El engaño el cuarto contra Air France en semanas recientes surge en medio de gran temor colectivo por la posibilidad de ataques terroristas justo en la época de mayores viajes por las festividades.
El hombre fue detenido al llegar al Aeropuerto Gaulle Airport, dijo una fuente de la fiscalía en Bobigny, un suburbio de la capital francesa. El funcionario, que pidió no ser identificado, no divulgó el nombre del sospechoso ni las razones por las que fue detenido.
No quedaba claro si el individuo fue interrogado también en Kenia, donde la policía dijo que seis pasajeros fueron cuestionados el domingo, incluyendo uno que informó al personal de vuelo sobre el artefacto.
El arresto es parte de una investigación desatada a raíz de una demanda de Air France por negligencia irresponsable. La demanda no nombra a un acusado en particular pero deja en manos de las autoridades determinar quién debe enfrentarse a los tribunales.
Francia está en máxima alerta desde que extremistas islámicos mataron a 130 personas el 13 de noviembre en París. El grupo Estado Islámico se atribuyó esos ataques y además dijo que fue el que puso una bomba en un avión ruso en octubre en la península del Sinaí.
El domingo, el vuelo de Air France realizó un aterrizaje de emergencia en Mombasa, Kenia, tras el hallazgo de la falsa bomba hecha con cartón, papel y un reloj común. Todos los 459 pasajeros y 14 tripulantes, que iba de Mauricio a París, fueron evacuados sin incidente.
Aliviados, los pasajeros llegaron sanos y salvos a París el lunes, algunos llorando mientras abrazaban a sus seres queridos.
«Pensábamos que nos íbamos a morir. Debido a la velocidad con que el avión aterrizaba, pensábamos que nos estrellaríamos contra el mar», dijo la pasajera Marine Gorlier de Melun, un poblado francés, tras aterrizar en parís. Dijo que su teléfono «no ha dejado de sonar».
«Realmente admiro la tripulación porque pensaban que era una bomba de verdad y se mantuvieron serenos», dijo Antoine Dupont de la ciudad de Lille, en el norte. «A uno de mis nietos le encantó la bajada por el tobogán».