Un hombre que fue leyenda en su localidad, todos pensaban que su peculiar barba era una excentricidad pero a la final un acto del destino termino con la vida de Hans Steininger.
Una investigación de la Organización Mundial de la Salud(OMS), las enfermedades del corazón, las infecciones respiratorias y algunos tipos de cáncer figuran entre las causas de muerte más frecuentes. Se conoce que las diez causas más habituales ocasionaron nada menos que el 54% de las defunciones registradas en todo el planeta en el año 2015. En el extremo opuesto están las circunstancias más extrañas. Seguro que existen muy pocos casos similares al de Hans Steininger, un hombre que murió por tener la barba demasiado larga.
El blog The Beardy Beard recuerda su desafortunado caso. Steininger nació y vivió en la pequeña localidad austríaca de Braunau am Inn en el siglo XVI. Pocos datos más conocemos sobre su vida. Este hombre fue famoso en su época por un motivo muy concreto y peculiar: la longitud de su barba. Sus contemporáneos consideraban que podía ser perfectamente la más larga del mundo, porque en la década de 1560 llegó a medir cerca de metro y medio, tras muchos años sin afeitarse. Prácticamente le llegaba al suelo.
Hans Steininger fue célebre en vida por este motivo, pero la insólita situación en que se dice que se produjo su muerte es lo que ha hecho que esa fama alcance nuestros días. Los lugareños afirman que todo fue por culpa de la barba, que no habría alcanzado así el final de sus días si se hubiese afeitado con cierta frecuencia. Lo cierto es que el austríaco tenía por costumbre llevar el vello facial sujeto con una cinta, pero ese día no lo hizo. Una casualidad que terminó resultando letal.
La versión popular sostiene que cierta tarde de 1567 un incendio se desató en la vivienda de Steininger. Rodeado por las llamas, el hombre trató de huir a toda prisa… con tan mala suerte que pisó su propia barba, cayó al suelo y se rompió el cuello. Nunca habría imaginado que su amada barba sería el origen de su mayor desgracia. Muchos pensarán que ese pelo está maldito, pero en uno de los museos de Braunau am Inn conservan lo que aseguran que son los restos de ese vello, casi cinco siglos después del accidente que acabó con Hans.