El desconcierto y la polémica rodearon el martes al complejo del Parque Acuático de María Lenk, donde el agua de la piscina de salto olímpico se volvió de un color verde brillante, por lo que tuvo que suspenderse la competición hasta que se analizara el agua.
El Comité de organización de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro (Brasil) reiteró este miércoles que el agua no supone un riesgo para la salud de los nadadores, añadiendo que el origen de su coloración se halla en la proliferación de algas debido al calor y a la falta de viento en el local de la competición, informan medios locales.
Por su parte, el portavoz de la Organización de los Juegos, Mario Andrada, aseguró que se produjo igualmente «un descenso repentino en el nivel de alcalinidad» en el agua, lo que también contribuyó al cambio de color. Mientras tanto, este miércoles la piscina contigua de waterpolo empezó a mostrar los mismos síntomas de color verde en el agua.
Por su parte, la Federación Internacional de Natación (FINA) ha denunciado la falta de compuestos químicos en el sistema de tratamiento del agua, recoge Reuters.