Cuando uno se va de viaje, lo primero en lo que piensa es: me voy a ver todos los museos que haya, me voy a empapar de cultura. La mayoría de las veces, al final, de lo que te acabas empapando es del alcohol local. Que sí, que lo sabemos, no digas que no. Que mucho museo y mucha cultura pero, al final… lo que tira es lo que tira y, a no ser que vayas con pareja, acabas queriendo descubrir a sus habitantes… más allá de un saludo. ¿Y si el museo fuese de sexo?.
Museo del sexo de NYC. Abierto en 2002, es uno de los lugares más visitados de la Gran Manzana. Es un museo muy serio que echa un vistazo a la sexualidad humana desde una perspectiva absolutamente didáctica y alejada de frivolidades. La colección permanente consta de 15.000 artículos entre los que se encuentran fotografías, vestidos y artilugios de todas las épocas.
Museo del Sexo de Beppu, Japón. El museo sexual más extravagante y »bizarro» del mundo porque para eso es, claro, japonés. Escenas de zoofilia se mezclan con instalaciones grotescas de personajes de la infancia manteniendo sexo entre ellas.
Museo del erotismo de París. La ciudad del amor por antonomasía no podía dejar de lado un museo relacionado con el erotismo y el sexo. Es un museo que recorre la sexualidad humana de los cinco continentes, repleto de juguetes sexuales e iconografía erótica de todos los tiempos.
Museo erótico Beate-Uhse, Alemania. Su nombre viene de una mujer que promovió el uso de los anticonceptivos y abogó por tener una sexualidad libre y responsable. Es el museo erótico más grande del mundo. Y alemán. Curioso, cuánto menos.
Museo de la erótica en Barcelona. En cuestiones sexuales no se quedan atrás. Además, Barcelona es la meca del cine porno en Europa, ya que en esta ciudad se celebra el Salón Erótico de Barcelona.