No es el arma de un caballero Jedi, pero las réplicas de los sables de luz (lightsabers) hechas a mano por un taiwanés, a quien no le gustaban los productos oficiales de «Star Wars«, se venden hasta por 400 dólares cada una. Es un ejemplo más del gran comercio que se mueve alrededor de esta saga de películas.
Es un excelente negocio para Tsai Jung-chou, suficiente para poder renunciar a su puesto como ingeniero óptico hace tres años y dedicarse a tiempo completo a producir sus modelos de esta clásica arma cinematográfica. Tsai, de 32 años, dice que su buzón está abarrotado de pedidos de admiradores de todo el mundo.
Tsai afirma que su modelo, con una empuñadura de metal unida a un tubo de policarbonato resplandeciente, es el más brillante y fuerte en el mercado lo suficientemente fuerte como para usarlo en duelos moderados. Pero incluso ofrece arreglar o remplazar los sables dañados en «combate».
Y aunque sus sables no cortan metal, ciertamente suenan como los vistos en las películas de la serie, con un sensor de movimiento que genera el zumbido que adoran los fans.
Producir una réplica realista de los lightsabers fue un deseo de una década para Tsai, que es conocido por su alias Makoto Tsai.
Tsai quedó fascinado desde la primera vez que vio «Star Wars Episodio II: El ataque de los clones» («Star Wars Episode II: Attack of the Clones») en 2002. Pero se sintió muy decepcionado por el sable que compró. La luz era tenue y el cuerpo parecía débil.
Así que decidió fabricar su propio sable. Se matriculó en una escuela de ingeniería óptica en una universidad taiwanesa y pidió consejos a sus profesores.
«Apenas era un estudiante. No tenía mucho dinero», dijo. «Así que pensé debería producir mi propio sable porque de todas formas a mí me gusta fabricar cosas».
Tsai comenzó a trabajar como ingeniero para una compañía que diseñaba equipo láser de alto poder.
Tras años de experimentar, produjo un sable que usaba una banda de luz de LED que se enciente en secuencia, dando la impresión de un desplazamiento de la luz al encenderse.
Tsai colocó videos de su sable en YouTube y otros portales en internet y las imágenes fueron llevadas por otros a portales de seguidores de «Star Wars«. Pronto mucha gente se puso en contacto con él y le ofrecían dinero por lo que él llama como «sable Makoto».
Por ahora, Tsai no tiene planes de expandir su negocio. Simplemente está feliz de haber cumplido su sueño.