La vida de Andrés Moreno, de 37 años, ha sido una lucha constante contra la báscula, que lo llevó a alcanzar un peso por el que estuvo a punto de morir, tras un amago de infarto.
Andrés ya pesaba algo más de 6 kilos al nacer y a los 10 años alcanzó los 120 kilos, un peso que a los 20 oscilaba entre los 170 kilos y que empezó a crecer desmesuradamente hasta alcanzar los 435.
Hoy comenzó su viaje hacia una nueva vida, que consistirá en una operación con un cruce duodenal con diversión biliopancreática que, según los doctores del Hospital Arboledas, donde se ubica la unidad Gastric Bypass Mexico, es el procedimiento que mejor resultado aporta en pacientes con obesidad extrema.
«Inicio un camino que debe llevarme a una nueva etapa en mi vida, un nuevo capítulo y espero que hasta un nuevo libro, diferente y alejado de la cárcel en que se ha convertido para mí mi propio cuerpo», dijo Moreno.
En su traslado desde Ciudad Obregón, donde reside, hasta el hospital en Guadalajara participará un equipo de 7 personas que velarán por que este transcurra sin problemas.
En la mañana de hoy, cinco miembros del cuerpo de bomberos de Ciudad Obregón lo acomodaron en una camilla especial reforzada que permitió acercarlo hasta la unidad médica que lo llevará por tierra hasta la capital del estado de Sonora, Hermosillo.
Desde ahí volará en un Airbus A-320 acondicionado hasta Guadalajara, donde ingresará directamente en el Hospital Arboledas para ser operado por el cirujano José Castañeda.
La directora de gabinete de Gastric Bypass Mexico, Judith Tavares, explicó que les preocupa el viaje hasta el hospital, ya que «Andrés es como un jarrón que ha sufrido varios golpes y no sabemos en qué momento puede hacerse añicos».
«Eso nos ha llevado a plantear al Gobierno del estado de Sonora la problemática sobre su traslado, recibiendo a su vez todo tipo de apoyos», desde la fabricación de una camilla que resistiera hasta media tonelada de peso hasta disponer de una unidad móvil capaz de abordar con garantías un infarto en plena carretera.
Castañeda contó a Efe que el primer problema que se le planteó era dónde iba a operarlo, ya que la mesa de quirófano nunca había soportado semejante peso.
«Ha habido que reforzarla, al igual que encargar un material especial para poder penetrar los 5 trócares (una herramienta quirúrgica) de 3 y 5 milímetros con los que operaré», precisó.
También les preocupa el proceso anestésico porque «no hay suficientes precedentes en la historia médica de intervenir a pacientes con tanto peso», además de «las comorbilidades que el paciente presenta (los trastornos o enfermedades adicionales a la obesidad)», dijo.
En la operación participarán cinco personas y se realizará en dos tiempos. «Si no existe ninguna complicación, tendré ingresado a Andrés hasta cinco días después al proceso quirúrgico», apuntó el doctor, gracias a que la técnica laparoscópica les permite «acortar muchísimo el proceso postquirúrgico al no abrir al enfermo».
A pocas horas de su operación, Andrés dijo que está deseando «superar este paso y ser alguien con un cuerpo normal».
Eso pasa por «acercarme a una tienda de ropa y sentirme uno más al vestirme un pantalón de una talla normal o simplemente pasear junto a la pareja que espero encontrar», dijo.
En definitiva, «tener una segunda oportunidad, mi regalo de Navidad un poquitín antes», comentó.
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