Un grupo de investigadores brasileños descubrió una nueva especie de sapo minúsculo, que se caracteriza por medir poco más de un centímetro, del que se sospecha que ya está amenazado de extinción y cuyo hábitat se limita a una región montañosa en el sureño estado de Santa Catarina.
El Brachycephalus quiririensisvive fue descubierto por investigadores de la Universidad Federal de Paraná (UFPR) en la Sierra del Quiriri, en Santa Catarina, informó este viernes la Fundación Grupo Boticario de Protección a la Naturaleza, organización no gubernamental que patrocinó el estudio.
La nueva especie de anfibio también se caracteriza por su color marrón con una tonalidad verde y una línea gruesa de color naranja en la parte superior, que lo diferencia de otras especies de su género.
«Aún no lo hemos confirmado pero creemos que esa coloración tan fuerte es para indicar a los predadores que es venenoso y, de esa forma, protegerse», afirmó Marcio Pie, investigador del Instituto de Estudios Ambientales de la UFPR y uno de los responsables por el descubrimiento.
El Brachycephalus quiririensisvive, bautizado así por ser endémico de la Sierra del Quiriri, tan sólo vive en esa región montañosa del sur de Brasil que se caracteriza por su ambiente frío y húmedo. «Debido a esas condiciones la especie es muy sensible a los cambios del clima y por eso ya puede estar amenazada de extinción», afirmó Pie.
El sapo fue descubierto gracias a un proyecto financiado por la Fundación Grupo Boticario para hacer un inventario de las especies de anfibios que viven en las regiones montañosas ubicadas entre el sur del estado de Sao Paulo y el norte del estado de Santa Catarina, fronterizo con Argentina.
El interés del proyecto obedece a que, por tratarse de animales que sienten con facilidad las alteraciones ambientales, los anfibios, incluyendo sapos y ranas, son usados por los biólogos como bioindicadores, ya que su ausencia puede ayudar a identificar ecosistemas amenazados.
En Santa Catarina el hábitat de estas especies es amenazado por la expansión de los cultivos de pino para la industria de celulosa y por la expansión de las haciendas ganaderas. «Pese a tratarse de una área montañosa, la cría de ganado es una fuerte amenaza a este anfibio tan vulnerable», afirmó Ribeiro.
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