En el barrio 11 de mayo de la capital Managua, vanas resultaron las intenciones de José García Guillen de quitarse la vida, ya que su vecina como ángel enviado del cielo llegó justo a tiempo cuando él ya tenia incrustado un cuchillo de cocina en su estómago.
García Guillen llego desesperado pidiendo agua donde su vecina y aprovechando un momento de descuido tomo un filoso cuchillo y sin pensarla dos veces se lo empujó al costado derecho del estómago.
"Él vino pidiéndome un vaso de agua con disimulo y cuando yo me doy la vuelta para tomar el recipiente, lo escuche decir: «Esta vez si voy de viaje, me quiero morir porque esta vida no vale la pena». Cuando veo que hasta fuerza hacia para samparse el cuchillo, me le deje ir encima para arrebatárselo y no se matara", expresó aun con los nervios de punta doña Martha Sánchez, quien adujo que si el utensilio no hubiera sido débil y no se hubiera pandeado, seguramente el suicida hubiera logrado su objetivo quedando con las vísceras de fuera.
Paramédicos de la Cruz Roja Nicaragüense se movilizaron hasta el lugar y atendieron a Guillen.
Según cuenta el vecindario, García Guillen parece haberse desequilibrado mentalmente tras la reciente muerte de su madre y un hermano y que la soledad y la falta de comprensión de otros familiares lo ha llevado a intentar quitarse la vida en tres ocasiones.
"La primera vez se quiso tirar de un puente, la segunda se tomó un pastilla y ahora se le metió la locura de meterse el cuchillo", explicó otra vecina, quien aprovecho las cámaras de Tn8 y suplicó ayuda para el muchacho ya sea de tipo psicológico o económico.
Guillen no cuenta con un trabajo y esas decepciones lo han empujado al mundo del licor, aun siendo joven.