Este problema sexual se refiere a un continuo y agudo dolor en las partes íntimas, o problemas durante el coito debido a la constricción vaginal voluntaria.
Existen distintas causas o motivos. Puede ocurrir por factores psicológicos, antecedentes de incomidad en las relaciones de pareja, traumas pasados o como consecuencia de un parto reciente.
Durante el parto, la mujer sufre un sobre-estiramiento de la musculatura vaginal, que en ocasiones deriva en una reacción de contracción (una especie de mecanismo de defensa del cuerpo) fisiológica.
Hasta aquí todo responde a un mecanismo puramente físico. Suele desencadenar un miedo que acaba derivando en inapetencia sexual por parte de la mujer.
La suma de todo esto acaba dando como resultado que la mujer procura evitar el momento de soledad con la pareja, espera a que se duerma, se pone a hacer cosas “porque está muy ocupada”, o se vuelca en la crianza.
Se debe planificar para recuperarse
La contracción permanente de la musculatura puede mejorar considerablemente con fisioterapia, aplicando técnicas de masaje y estiramiento, y enseñar a la mujer a realizárselos ella misma (automasaje).
Por otro lado, es importante, hasta que la mujer se sienta recuperada, que se realicen juegos sexuales con la pareja, teniendo claro que “la penetración está prohibida”. Esto hará que la mujer esté relajada desde el principio, sabiendo que no va a haber “otro intento frustrado”.
Una vez llegados a ese punto, será la propia mujer la que “demande” volver a tener relaciones completas. Y generalmente con éxito.
El vaginismo es un problema que, tratado debidamente, se resuelve con relativa facilidad. Sólo es cuestión de dar los pasos adecuados, olvidando el “tabú” y sabiendo que se puede volver a disfrutar de las relaciones de pareja “como antes”.