Samsung va viento en popa para volver a la senda del crecimiento de sus negocios, después del desastre del Galaxy Note 7.
El jueves la compañía dio a conocer la estimación de sus ganancias operacionales para el primer trimestre del año, las cuales previsiblemente crecerán hasta un 50 por ciento con relación a las del mismo periodo del año pasado.
La empresa espera además que los ingresos permanezcan prácticamente iguales, aunque mucho mejor de lo que esperaban los analistas.
Samsung dijo que sus ganancias operacionales deberían totalizar US$8,800 millones frente a los US$5,680 millones del año anterior. Las ventas estarían cerca de totalizar alrededor de los US$44,200 millones, un dato ligeramente superior al de 2016 e incluso mayor que el que esperaban los analistas, según una encuesta de Thomson Reuters.
Los últimos meses no han sido nada fáciles para la compañía. En octubre saltaron las alarmas del Galaxy Note 7, que desencadenaron que el producto finalmente tuviera que ser devuelto. Esto a su vez retrasó el lanzamiento del Galaxy S8, ganancias que no entran en este primer trimestre, porque el teléfono apenas se encuentra en fase de preventa.
No poder competir con el Galaxy Note 7 hizo que Samsung perdiera a finales del año pasado una posición dominante en el mercado móvil, la cual obtuvo Apple con sus nuevos iPhone 7 y 7 Plus, un lugar que la compañía no alcanzaba desde 2014, cuando lanzó los iPhone 6 y 6 Plus, que cambiaron por completo el estilo y el diseño de sus dispositivos.
A todo esto hay que sumar el episodio de lavadoras que podían explotar, y que llevó a Samsung a retirar casi 3 millones de ellas en EE.UU. Estas estimaciones del primer trimestre llegan cuando ya hemos conocido el Galaxy S8, un dispositivo con el que la empresa espera recuperar su lugar en el dominio de las ventas de dispositivos móviles.