Melchor, Gaspar y Baltasar no sólo siguieron la estrella del Rey David para homenajear y entregarles regalos de gran riqueza al hijo de Dios como oro, incienso y mirra, sino también se convirtieron en evangelizadores de la paz.
«Es lo que denominamos la epifanía que significa revelación y manifestación divina, no solo al pueblo de Israel sino a todas las culturas y razas del mundo. El rey, nuestro Dios se abre a toda las creaciones», explicó el Padre Antonio Castro, de la iglesia La Merced.
«Los Reyes Magos eran investigadores y retomando las profecías, descubrieron a través de una estrella, que iba a nacer el Mesías, ellos seguían la estrella, provenientes de los países de Oriente, eran nobles y el Rey Herodes les recibe, ordena a sus ancianos que investigue y orienta que cuando encuentre al hijo de Dios le avisaran», sostiene.
«Significa la revelación de Dios a toda la universalidad, Herodes emite un decreto y manda a matar a todos los niños. Herodes teme que podría ser cambiado y por ello toma esa medida, Dios les ordena a los reyes que se vayan a otra ruta», indica el padre Castro.
«Debemos de ser embajadores de paz, hay que buscar, reconocerlo y adorarlo a nuestro Dios y ser transmisores de su amor todo», exhortó. Ellos regalaron oro porque reconocen en Jesús al rey de los judíos y el incienso porque significa paz, agregó.
Con el tiempo, en países de tradición católica, se adoptó la costumbre de celebrar al mismo tiempo la festividad de los Reyes Magos, conjugándose así la manifestación de Jesús al mundo no judío con la fiesta de estos personajes que representaban justamente ese mundo de gentiles.