Bangui, 20 jun (EFE).- Una docena de personas murieron hoy y decenas resultaron heridas en nuevos combates entre milicias en la ciudad de Bria, en el este de la República Centroafricana, un día después de que el Gobierno firmara un alto al fuego con diferentes grupos político-militares, informaron a Efe fuentes locales.
Los enfrentamientos se iniciaron sobre las 06.00 hora local (05.00 GMT) entre exrebeldes Séléka, de mayoría musulmana, y las milicias anti-Balaka, con predominio de cristianos y animistas.
"A las 09.30 horas (08.30 GMT) ya habíamos recibido 35 heridos en el hospital, la mayoría de bala", explicó en un comunicado el coordinador general de Médicos Sin Fronteras, Mumuza Muhindo Musubaho.
Fuentes locales, que prefirieron guardar el anonimato, aseguraron a Efe que una docena de personas han muerto en estos combates.
Freddy Malengou, un residente de la localidad, relató que los enfrentamientos han provocado el caos en Bria, donde los establecimientos han cerrado y la población ha empezado a huir por miedo a una escalada de la violencia.
La misión de la ONU en el país, la Minusca, se desplegó en la zona para impedir que los grupos armados accedieran a un campo de desplazados cercano a Bria, agregó.
Estos nuevos enfrentamientos se producen después de que ayer el Gobierno y los grupos político-militares del país acordaran en Roma un alto el fuego, gracias a la mediación de la organización Sant'Egidio.
"Sabemos que aún queda mucho por hacer. Es vital que el alto el fuego acordado por las partes entre en vigor de inmediato para liberar a las personas y muchas partes del país que todavía sufren la violencia armada", recordó el jefe de la misión de Naciones Unidas en el país, el gabonés Parfait Onanga-Anyanga.
Con el acuerdo de ayer, las partes se comprometen a "la inmediata aceptación de un alto el fuego en todo el territorio nacional y bajo el control de la comunidad internacional".
El Gobierno firmó este pacto con las milicias cristianas de Coordinación Antibalaka y la coalición rebelde Séléka, apoyada por milicias musulmanas, así como la Unión de Fuerzas Republicanas de Florian (UFR-F), la Unión para la Paz en Centroáfrica (UPC), la Revolución Justicia (RJ SAYO) o el Movimiento Político por Centroáfrica (MPC), entre otros grupos.
Los continuos enfrentamientos y los ataques de estos grupos armados, que han tenido como objetivo también tropas de la ONU, han llevado a la Minusca a reforzar sus posiciones en las zonas afectadas.
A finales de mayo, el Gobierno y la ONU informaron de que al menos 300 personas habían muerto en tan solo dos semanas por los enfrentamientos armados entre las milicias.
En un reciente informe, la ONU identificó 620 casos de graves violaciones de derechos entre 2003 y finales de 2015 en el país que pueden constituir crímenes de guerra y contra la humanidad y fueron cometidos sobre todo por las fuerzas de seguridad y de defensa, los Séléka y anti-Balaka.
La República Centroafricana vive un complicado proceso de transición desde que, en 2013, los exrebeldes Séléka derrocaran al presidente François Bozizé, desatando una ola de violencia sectaria entre musulmanes y cristianos que causó miles de muertos y ha obligado a cerca de un millón de personas a abandonar sus hogares.
La elección de Faustin Archange Touadéra como nuevo presidente en febrero de 2016 debía abrir una nueva etapa para el país, que sin embargo todavía tiene muchos problemas para controlar a los grupos rebeldes en zonas alejadas de la capital.