Dos iglesias cristianas fueron atacadas con bombas en diferentes ciudades egipcias mientras los fieles celebraban el Domingo de Ramos. Al menos 37 personas murieron y otras 100 resultaron heridas por los ataques, revindicados por el grupo del Estado Islámico.
Las explosiones se produjeron al comienzo de la Semana Santa, que precede a la Pascua, y semanas antes de que el papa Francisco visite el país más poblado del mundo árabe. Los ataques incrementaron el temor de que los extremistas islamistas, que llevan tiempo luchando contra las fuerzas de seguridad en la Península del Sinaí, puedan cambiar su foco hacia los civiles.
El papa Francisco condenó los ataques explosivos y expresó sus «profundas condolencias a mi hermano, el papa Teodoro II, a la Iglesia copta y a toda la querida nación egipcia«. La noticia del atentado se dio a conocer cuando el pontífice argentino oficiaba la misa de Domingo de Ramos en la plaza de San Pedro de Vaticano.
Se trata de los más recientes de una serie de ataques contra la minoría cristiana del país, que representa el 10% de la población y ha sido blanco de extremistas islámicos en varias ocasiones.
En el primer ataque, una bomba explotó en la iglesia de San Jorge en la ciudad de Tanta, en el Delta del Nilo, matando al menos a 26 personas e hiriendo a más de 70, dijeron las autoridades.
Horas más tarde, ocurrió una explosión en la catedral de San Marcos en la ciudad costera de Alejandría, la histórica sede de la cristiandad en Egipto, matando al menos a 11 personas e hiriendo a 35 después de que el papa copto Teodoro II terminara se oficiar los servicios. Sus ayudantes dijeron más tarde a los medios locales que el papa copto escapó ileso.
ISIS se atribuyó los ataques a través de su agencia de noticias Aamaq. Ocurrieron después de que recientemente advirtió que intensificaría sus ataques contra los cristianos de Egipto.
La cadena CBC mostró imágenes desde el interior de la iglesia en Tanta, al norte de El Cairo, donde un gran número de personas se reunieron alrededor de lo que parecían ser cuerpos sangrantes y sin vida cubiertos con periódicos. El viceministro regional de Salud Mohammed Sharshar confirmó el saldo de muertos.
El gran imán Ahmed el-Tayeb, responsable de la mezquita y la universidad Al-Azhar —considerada el principal centro de aprendizaje del islam suní— de Egipto, lamentó los ataques, a los que calificó de «despreciables ataques terroristas contra la vida de inocentes».
En diciembre, una rama del grupo Estado Islámico reivindicó un atentado suicida contra una iglesia de El Cairo donde murieron 30 personas, además de una serie de asesinatos en el norte de la región del Sinaí, que llevaron a cientos de cristianos a huir a zonas más seguras del país.
La milicia radical publicó recientemente un video en el que prometía intensificar los ataques contra los cristianos, a los que describe como «infieles» que dan poder a Occidente contra los musulmanes.