Las fuerzas de seguridad paquistaníes mataron 25 "terroristas" en una gran operación lanzada tras el atentado suicida del grupo Estado Islámico (EI), que dejó al menos 70 muertos en un santuario sufí en el sur del país.
Al menos 18 "terroristas" murieron en la provincia de Sindh, informaron los Rangers, una fuerza militar auxiliar del ministerio del Interior.
Otros siete "terroristas" murieron en el noroeste del país, según la policía de la ciudad de Peshawar.
"Las fuerzas de seguridad y provinciales y la policía lanzaron una vasta operación en todo el país y numerosos sospechosos fueron detenidos en varias ciudades", dijo a la AFP un responsable gubernamental que solicitó el anonimato.
La operación continuará en los próximos días, agregó.
El poderoso jefe de las Fuerzas Armadas paquistaníes, el general Qamer Javed Bajwa, prometió por su parte que las "fuerzas de seguridad no dejarán que potencias hostiles puedan imponerse."
"Cada gota de sangre de la nación será vengada y vengada inmediatamente", agregó.
El atentado del jueves, reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico, ocurrió en el santuario sufí Lal Shahbaz Qalandar, en la ciudad de Sehwan, a unos 200 km al noreste de la megápolis portuaria de Karachi.
La explosión se cobró la vida de al menos 70 personas y 250 resultaron heridas, 40 de ellas de gravedad, informó el ministro de Salud de la provincia de Sindh, Sikandar Ali Mandhro. Al menos 20 niños podrían figurar entre las víctimas, según el jefe de la unida médica de Sehwan, Moeen Uddin Siddiqui.
Se trata del atentado más sangriento en lo que va de año en Pakistán. Las autoridades de la provincia de Sehwan decretaron tres días de duelo. El grupo yihadista sunita Estado Islámico (EI) reivindicó rápidamente su autoría, a través de su agencia de propaganda Amaq.
A pesar de las escenas de horror, el guardián del santuario hizo sonar este viernes, a las 03H30 de la mañana (22H30 GMT del jueves), como todos los días la campana del santuario.
"No me voy a poner de rodillas ante los terroristas", dijo el guardián a la AFP.
El atentado contra el santuario se produjo en una semana sangrienta para Pakistán con una serie de atentados suicidad perpetrados por los talibanes paquistaníes en varias ciudades del país.
"Otro día, otra bomba", tituló el diario The Express Tribune en su edición del viernes.
"La ilusión de Pakistán seguro y pacífico estalló en forma sangrienta, en los edificios, las carreteras y los lugares públicos de todo el país", afirmó el editorial del diario.