En una despedida del año 2017, el papa Francisco repudió el domingo las guerras, las injusticias, la degradación social y ambiental y otros males provocados por el hombre que, según él, arruinaron el año que recién está acabando.
Francisco presidió un servicio de oración de Nochevieja en la Basílica de San Pedro, una ocasión en la que según la tradición se dan las gracias en las últimas horas de cada año.
En su homilía, el papa dijo que Dios nos dio un año "completo y sano", pero que "nosotros los humanos de tantas maneras lo arruinamos y lo herimos con obras de muerte, mentiras e injusticias".
"Las guerras son el signo flagrante de este orgullo repetido y absurdo", agregó. "Pero también lo son todas las pequeñas y grandes ofensas contra la vida, la verdad, la hermandad, que causan múltiples formas de degradación humana, social y ambiental".
Francisco añadió: "Queremos y debemos asumir ante Dios, ante nuestros hermanos y ante la Creación, nuestra responsabilidad" por el daño.
A pesar del tono de tristeza, Francisco dijo que "la gratitud prevalece" gracias a los que "cooperan silenciosamente por el bien común". Señaló a los padres y educadores que tratan de educar a los jóvenes con un sentido de ética responsable.
Después de una misa solemne en la basílica, Francisco recorrió la Plaza de San Pedro, para estrechar manos, bromear con los asistentes y besar algunos de los bebés que le acercaron algunos de los miles de fieles que esperaron durante horas para que los viera.
La noche era cálida y Francisco salió a la intemperie sin la bata blanca que llevaba un ayudante. Durante su caminata de casi una hora al aire libre, se detuvo para admirar un belén de tamaño natural en medio de la plaza.
De acuerdo con la costumbre, el papa celebrará una misa dedicada al tema de la paz mundial el día de Año Nuevo.