Washington, 4 may (EFE).- Incluso las áreas protegidas de EE.UU., como los parques nacionales, están empezando a registrar niveles de contaminación acústica superiores a los habituales como consecuencia de la actividad humana, señaló un estudio de la Universidad de Colorado y el Servicio de Parques Nacionales publicado hoy.
Los investigadores hallaron que la contaminación acústica por actividades humanas es el doble de la de los sonidos de fondo en el 63 % de las 492 áreas protegidas analizadas.
En un 21 % el sonido humano superaba en 10 veces los sonidos de fondo.
"Estos niveles de ruido que encontramos pueden ser dañinos para las experiencias de los visitantes, así como para la salud humana y la vida salvaje", apuntó Rachel Buxton, autora principal del estudio e investigadora de la Facultad de Recursos Naturales de la Universidad de Colorado.
Buxton indicó que "proteger estas importantes fuentes acústicas naturales a medida que el desarrollo y el proceso de conversión de tierras avanza es fundamental si queremos preservar el carácter de estas áreas protegidas".
Entre estos ruidos causados por los seres humanos figuran los resultantes del tráfico aéreo, autopistas, fábricas o viviendas.
Buxton agregó que hay que "prestar atención a los sonidos que escuchamos en la naturaleza -el fluir de un río, el viento entre los árboles, los cánticos de los pájaros- ya que son tan magníficos como los paisajes visuales, y merecen ser protegidos".
Entre las especies en peligro de extinción que se han visto afectadas, los científicos destacaron la salamandra de San Marcos y la rata canguro de San Bernardino.
Destacaron, no obstante, las medidas adoptadas ya en algunos lugares para reducir la contaminación acústica en los parques nacionales de Yellowstone, para controlar los ruidos procedentes de embarcaciones a motor y motos de nieve; y en el Gran Cañón, los de los aviones.