Este lunes el pueblo católico de León celebró la tradicional Gritería Chiquita, en honor a La Asunción de María.
Como es costumbre, el pueblo devoto y fiel se congregó en la catedral, patrimonio de la humanidad, para participar en la santa misa de acción de gracias al cumplirse 70 años de la intercesión de la Virgen María, logrando detener la furia del Cerro Negro, milagro por el cual de realiza esta actividad religiosa.
"Hace setenta años el panorama era diferente, había mucha gente en esta catedral, preocupados porque León se estaba perdiendo bajo la ceniza y la arena del Cerro Negro", dijo durante la homilía el obispo de León, Monseñor Bosco Vivas.
Posteriormente, el obispo se dirigió a la multitud de fieles que en el parque central se congregaron para escuchar el famoso grito de «¿Quién causa tanta alegría? ¡La Asunción de María!», con lo que oficialmente inicia la fiesta mariana, característica de la diócesis de León.
Managua: Celebran misa en honor a la Virgen de La Asunción
Una vez efectuado el grito se realizó un espectáculo de pólvora y gigantonas en el abarrotado centro histórico de León, tras el cual la multitud se comienza a dispersar por los barrios en busca del brindis o gorras que reparten los devotos de la Madre de Dios Hijo.
Crónica TN8 visitó los barrios El Laborio, Sutiava y Zaragoza donde era evidente el fervor de las familias que celebran a la Asunción de María, en multitud de hogares y el mar de gente que iba de casa en casa para pedir su gorra en honor a la Virgen de La Asunción, todo ello en un ambiente de alegría, paz y seguridad.
En León los templos católicos y hogares se esmeran elaborando espectaculares altares para venerar a la madre de Dios. De especial mención es el que elabora el vicario de la diócesis, Monseñor Silvio Selva, que representaba a la Virgen rodeada de Ángeles y Arcángeles.
Las instituciones del Estado prepararon su altar y compartieron con los devotos diversos productos tradicionales y alimenticios para seguir fomentando esta tradición religiosa y popular que cumplió 70 años.
Durante el grito, el obispo fue acompañado por el alcalde de la ciudad y el jefe policial del departamento.