Los actores del proceso de paz en Colombia figuran entre los favoritos para el Premio Nobel de la Paz de este año, que será anunciado el próximo 7 de octubre en Oslo y cuenta con otros serios aspirantes.
La temporada de los Nobel se inicia el lunes en Estocolmo con el premio de Medicina, seguido de los de Física, Química, y el de la Paz, el viernes 7 en Oslo. El de Economía está previsto para el lunes 10.
El Nobel de Literatura será comunicado el 13 de octubre, una semana más tarde de lo habitual, por razones técnicas.
El instituto Nobel noruego ha recibido no menos de 376 candidaturas para la paz, un centenar más que el récord anterior (278).
Adivinar quién ganará es un ejercicio complicado, cuando no vano. Pero los expertos, comentaristas y apostadores creen que están muy bien colocados el gobierno colombiano y los rebeldes de las FARC, que firmaron el lunes un histórico acuerdo de paz.
Otros posibles favoritos son la militante rusa de derechos humanos Svetlana Ganushkina, los negociadores del acuerdo sobre el programa nuclear iraní, Ernest Moniz y Ali Akbar Salehi, los habitantes de las islas griegas que acogen a los migrantes, el médico congoleño Denis Mukwege o el estadounidense que reveló la magnitud de la vigilancia electrónica por parte de su país, Edward Snowden.
También se sabe que figura como nominado el candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump. Sus posibilidades son nulas.
El presidente Santos y las FARC
Dan Smith, director del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo, opina que serían excelentes premiados el presidente colombiano Juan Manuel Santos y el líder de las FARC Timoleón Jiménez, aunque su acuerdo de paz sea muy reciente.
«Mi esperanza es que el Comité Nobel en Oslo se inspire en la decisión de su predecesor de atribuir el premio de 1993 a Nelson Mandela y Frederik de Klerk, artífices de un final pacífico del apartheid», explica a la AFP.
Kristian Berg Harpviken, su homólogo del Instituto de investigación sobre la paz de Oslo, el Prio, coincide. «Las dos partes han tenido la voluntad de abordar los temas difíciles, y la conclusión del conflicto parece cada vez más irreversible», afirma.
Sin embargo, considera favorita a Ganushkina. En efecto, coronar sus décadas de lucha por los derechos de los refugiados y migrantes en Rusia sería una señal fuerte en momentos en que «la acogida de refugiados se ha convertido en una inquietante polémica en Occidente». Además, «ello pondría el foco en el problemático balance del actual ejecutivo ruso», precisa.
Para los apostadores, los griegos insulares que salvan vidas y ayudan a los refugiados llegados de las costas turcas son los más probables laureados.
El premio de 2015 ya reflejó la dificultad de los pronósticos, al recompensar a los autores de la transición en Túnez a la democracia, que nadie esperaba.
¿Al fin un escritor de EEUU?
En otro premio muy comentado, el de Literatura, algunos nombres vuelven cada año de forma regular.
El novelista japonés Haruki Murakami sigue teniendo la mejor cota entre los apostadores. El poeta sirio Adonis y el escritor keniano Ngugi wa Thiong’o son citados junto a autores norteamericanos mundialmente conocidos como Don DeLillo, Philip Roth y Joyce Carol Oates.
También figuran el británico Salman Rushdie, el albanés Ismail Kadaré, el israelí David Grossman, el checo nacionalizado francés Milan Kundera o el dramaturgo noruego Jon Fosse.
La Academia sueca «va a elegir a alguien que está mencionado en esas especulaciones, o bien será una sorpresa total» cree saber el periodista de cultura del diario Dagens Nyheter, Bjorn Wiman.
«Creo que será Fosse», afirma. «Es algo diferente, un poco innovador y hace tiempo que un autor de teatro no ha ganado el premio». Precisamente desde 2005 y el británico Harold Pinter.
Madelaine Levy, crítica literaria de Svenska Dagbladet, recuerda la ausencia de estadounidenses desde Toni Morrison en 1993. «Quizá se debe a un esquema de escritura que es hollywoodiense y percibido como poco literario, y al hecho de que algunos son demasiado productivos», explica.
El escritor y crítico Sigrid Combüchen rechaza este tipo de apuestas. «Especular sobre el nombre del vencedor es totalmente estúpido. Es como pedirle a Papá Noel que nos diga lo que lleva en su saco», ilustra
Pero en 2015, la bielorrusa Svetlana Alexievich, favorita de los apostadores, sí fue la elegida.
Cada premio está dotado con 8 millones de coronas suecas (832.000 euros, 936.000 dólares), a repartir entre los premiados, si hay más de uno.