La sonda espacial Rosetta concluyó el viernes su histórica misión, estrellándose contra la superficie de un cometa al que estuvo persiguiendo durante 12 años, en una misión que aportó conocimiento sobre los primeros días del sistema solar.
La nave siguió al cometa 67P/ChuryumovGerasimenko por más de 6.000 millones de kilómetros de espacio, recopilando una gran cantidad de información sobre los cometas que mantendrá ocupados a los expertos por los próximos 10 años.
Científicos del centro de control de la Agencia Espacial Europea (ESA, por su sigla en inglés) en Darmstadt, Alemania, aplaudieron y se abrazaron después de que llegó la confirmación del final de la misión a las 1119 GMT.
«Gracias, Rosetta«, escribió por Twitter el director general de la ESA, Jan Woerner, después de que se confirmó la maniobra.
Woerner era una de las 300 personas que se reunieron antes del amanecer en una sala de conferencias en el Congreso Internacional de Astronáutica que se celebra en Guadalajara, México, para ver una señal en vivo de la desaparición de la señal de Rosetta en los monitores, de forma simultánea con el equipo en Alemania.
«Fue un buen final», dijo Klaus Schiling, que trabajó en el plan de la misión de Rosetta hace 27 años con el primer contratista, Airbus. «Hubo muchos puntos altos y bajos en esta misión».
El programa logró varios hitos históricos, como poner una sonda en órbita alrededor de un cometa y el aterrizaje de otro dispositivo sobre la superficie del cuerpo celeste. Sondas anteriores sacaron fotografías y recogieron datos en vuelos cerca de sus objetivos.
Sin embargo, no se pudieron obtener más datos, ya que el módulo de aterrizaje Philae rebotó varias veces en la superficie del cometa antes de quedar atascado junto a un acantilado, sin poder realizar experimentos más allá de los tres días que duraron sus baterías alimentadas por energía solar.