Los candidatos presidenciales estadounidenses Hillary Clinton y Donald Trump protagonizaron este lunes un áspero choque en el primero de una serie de tres debates, con abundantes acusaciones cruzadas y sugerencias directas de racismo y deshonestidad.
En un duelo verbal que se extendió por 90 minutos sin interrupciones, los dos principales aspirantes a la Casa Blanca chocaron en la presentación de sus propuestas para corregir los problemas económicos y definir la política exterior de Estados Unidos.
Pero más allá de las diferencias en sus propuestas, Clinton y Trump no ahorraron en usar artillería pesada al lanzarse acusaciones recíprocas.
Los dos comenzaron dando la impresión de que expondrían sus discrepancias en un clima de calma, pero muy rápidamente las interrupciones se hicieron constantes como antesala a los ataques personales.
Clinton, por ejemplo, dijo que Trump se había lanzado a la política usando la «mentira racista» de cuestionar la nacionalidad del presidente Barack Obama, y que el millonario empresario parecía tener algo que «esconder» al negarse a divulgar sus declaraciones de impuestos.
Por su parte, Trump dijo que Clinton había pasado tres décadas en la vida pública sin haber nunca aportado una solución a los problemas del país, y añadió que como secretaria de Estado fue responsable de generar un «caos completo» en Medio Oriente.
Con relación a sus declaraciones de impuestos, Trump dijo que las divulgaría cuando Clinton difunda los 33.000 correos electrónicos que ella eliminó del servidor privado de correos que utilizó cuando era secretaria de Estado.
Planes económicos difusos
En la apertura de la discusión sobre economía, Clinton dijo que la «cuestión central» de esta elección es decidir «qué país queremos ser», y afirmó que como presidenta se propone «construir una economía que funcione para todos» y que sea más «justa».
Clinton recordó que hace apenas ocho años el país enfrentaba «su peor crisis financiera» provocada por políticas fiscales que redujeron drásticamente los impuestos a los más ricos y fracasaron en invertir en la clase media.
Por su parte, Trump alertó que Estados Unidos no está haciendo nada para evitar que se pierdan puestos de trabajo o que sean trasladados a otros países, entre los que mencionó a México y China.
«Tenemos que renegociar nuestros acuerdos comerciales y tenemos que impedir que esos países sigan robándose nuestras compañías y nuestros puestos de trabajo», dijo el aspirante republicano, enfatizando que el sistema de intercambio comercial con México es «deficiente» desde su inicio.
Para el magnate, «nuestro país está en problemas. No sabe qué hacer ante devaluaciones en esos otros países, especialmente en China. Lo que están haciendo con nosotros es algo muy triste». «Yo traeré empleos de vuelta. Tú no puedes», le lanzó a la exsecretaria de Estado.
Clinton le respondió con una sola frase: «Tú vives en tu propia realidad».
Más ataques personales
La exsecretaria de Estado también recordó que Trump había «timado» a numerosos trabajadores y empresarios que le prestaron servicios. «Por lo menos me alegra que mi padre (quien instalaba cortinas) nunca tuvo que hacer negocios contigo», dijo.
Trump, a su vez, replicó con fuerza a Clinton por su desempeño como secretaria de Estado, cuando le recordó que «siempre le estás diciendo al enemigo lo que vas a hacer».
Para Trump, Clinton «no tiene imagen presidencial, y no tiene la energía. Para ser presidente de este país es necesaria una energía tremenda.»
A su vez, Clinton dijo que «un hombre que puede ser provocado con un mensaje de Twitter, no puede tener los dedos cerca de los códigos nucleares» para lanzar los misiles intercontinentales.
Un virtual empate técnico
Este primer debate antes de las elecciones tiene el potencial de ser decisivo en la carrera a la Casa Blanca, ya que Clinton y Trump, de acuerdo a todos los sondeos, están en un virtual empate técnico.
Dos encuestas divulgadas en la jornada mostraron a Clinton con una ventaja inferior al margen de error.
El sondeo de la Universidad Quinnipiac otorgó a Clinton 44% de apoyo y a Trump un 43%, un resultado que constituye un «empate virtual», según los responsables de la encuesta.
Aunque los resultados de los sondeos han variado ampliamente en los últimos dos meses, lo cierto es que al inicio de la campaña Clinton tenía una enorme ventaja de dos dígitos sobre Trump, y a pesar de los espectaculares gastos de campaña esa superioridad en las encuestas se ha esfumado.