El presidente estadounidense Barack Obama vetó el viernes un proyecto que autorizaba a los familiares de las víctimas de los atentados del 11 de setiembre de 2001 a demandar a Arabia Saudita, arriesgando el rechazo de la opinión pública y del Congreso.
Expresando «profunda simpatía» por las familias de las víctimas, Obama afirmó que la propuesta hubiera sido «contraproducente para el interés nacional de Estados Unidos» y socavaría el principio de inmunidad soberana, exponiendo al país a demandas ante diversos tribunales alrededor del mundo.
«Entiendo el deseo de justicia de los familiares y estoy decidido a ayudarlos en este esfuerzo», explicó en un mensaje dirigido al Senado.
Sin embargo, firmar esta ley «habría tenido un impacto nefasto para la seguridad nacional de Estados Unidos«, agregó.
Con este veto, Obama entabla un duelo peligroso con el Congreso, que podría infligirle una dura derrota a pocos meses de su partida de la Casa Blanca.
Si dos tercios de los legisladores se unen detrás del proyecto, podrían levantar el veto presidencial, con lo que la ley entraría en vigor.
El gobierno de Obama multiplica sus contactos en el Congreso, en particular ante los representantes demócratas, para asegurarse de que ese número fatídico no sea alcanzado y critica los cálculos electoralistas que «en privado» expresan sus reservas pero luego votan la iniciativa, con los ojos puestos en las elecciones del 8 de noviembre, en las que además de elegir presidente, se renovará también una parte del Congreso.