El tribunal de Roma impuso una sanción inusual al cliente de una prostituta menor de edad: además de dos años de prisión, fue condenado a regalarle 30 libros sobre la condición de la mujer, informó este viernes la prensa italiana.
Los poemas de Emily Dickinson, ensayos de Virginia Woolf y Hannah Arendt, las cartas de Ana Frank son algunos de los treinta libros que el cliente tiene que comprar a la joven prostituta como indemnización por los daños morales causados.
La sentencia fue pronunciada por la jueza Paola Di Nicola, a pedido de la fiscal, Cristiana Macchiusi, todas mujeres convencidas de que era la mejor indemnización para las dos adolescentes involucradas en el caso es educarlas y darles dinero.
Las dos adolescentes, que tenían entonces 14 y 15 años, llevaban una doble vida: Por la mañana asistían a clases en un instituto y por la tarde acudían a un apartamento del elegante barrio romano de Parioli, en el norte de la capital, donde intercambiaban sexo por dinero y droga.
A pedido de una de las madres, la policía interceptó las conversaciones telefónicas entre las adolescentes, un intermediario y los clientes, y detuvo a cinco personas, entre ellas a la madre de la muchacha más joven y a varios clientes, entre ellos empresarios.
Las adolescentes ofrecían sexo a cambio «de comprar ropa nueva y un móvil moderno», confesaron a los investigadores.
Al término del primer fallo, en 2014, un juez condenó al intermediario a nueve años de prisión y calificó a las niñas como «adolescentes sin restricciones, que cayeron en el juego de ganar dinero fácil».
Si bien las motivaciones de la condena no han sido publicadas, la decisión de la jueza apunta a ayudar a la joven a entender que ha sido «herida en su dignidad como mujer», sostiene el diario Il Corriere della Sera.
El periódico pidió la opinión de Adriana Cavarero, autora del libro «A pesar de Platón», entre los libros que el condenado deberá comprar a la joven prostituta.
«Hubiera preferido que el juez obligara a leer esos libros también al cliente de prostitutas», aseguró Cavarero, profesora de filosofía en la Universidad de Verona.
«Durante la adolescencia no se reflexiona, pero lo que hizo él es mucho más grave: un adulto que compra conscientemente relaciones sexuales con una menor de edad», dijo.