El gobierno de Honduras cerrará dos viejas cárceles localizadas en centros urbanos para ser reemplazadas por instalaciones de máxima seguridad, anunció este miércoles el presidente Juan Orlando Hernández.
«Decidimos que se cierran en las próximas semanas y meses» las cárceles de San Pedro Sula (norte) y Santa Bárbara (noroeste) porque «se ubican en el casco urbano y representan un peligro para nuestro pueblo», afirmó el mandatario a medios locales desde Nueva York a donde viajó para comparecer en la Asamblea General de la ONU.
Indicó que el gobierno construye cuatro nuevas prisiones, incluyendo una de Santa Bárbara con capacidad para 88 reos de alta peligrosidad y 1.500 de media o baja peligrosidad.
Por órdenes del presidente, unos 37 cabecillas de pandillas que estaban en la Penitenciaría Nacional de Támara, 15 km al norte de la capital, fueron trasladados el martes a celdas de máxima seguridad de la nueva prisión de Santa Bárbara.
El mandatario anunció el traslado de los reos, la mayoría miembros de la temida pandilla Barrios 18 porque, a su juicio, desde la prisión estaban ordenando extorsiones, asaltos, atentados y otros delitos.
Hernández explicó que los presos de la vieja Cárcel de Santa Bárbara será trasladados a la nueva de esa jurisdicción y los de la Penitenciaría Nacional de San Pedro Sula serán trasladados a la nueva prisión de Naco, a unos 10 km al noroeste de esa ciudad, la segunda del país.
Honduras cuenta con 24 cárceles y ha construido celdas en tres batallones para albergar 17.294 reos, según cifras del Instituto Penitenciario.
En la vieja cárcel de Santa Bárbara hay 499 prisioneros y en la PN de San Pedro Sula 3.082.