El ciudadano estadounidense de origen afgano acusado de los ataques con bomba el fin de semana en Nueva York y Nueva Jersey se encuentra internado en estado crítico pero estable, dijo la Policía este martes.
Ahmad Khan Rahami, de 28 años, resultó herido el lunes en un tiroteo con la Policía en Linden, Nueva Jersey, apenas cuatro horas después de que las autoridades divulgaran su foto, emitieran mensajes de alerta y comenzaran a buscarlo.
«Crítico pero estable«, dijo el comisionado de la Policía de Nueva York, James O’Neill, a la cadena CBS al ser consultado sobre el estado de Rahami.
El sospechoso recibió varios impactos de bala y fue operado el lunes, dijo la fiscalía local. Rahami fue acusado la noche del lunes de intento de homicidio contra un policía y posesión de arma de fuego, según la fiscal del condado de Union, Grace Park. Un tribunal estableció una fianza de 5,2 millones de dólares.
Imágenes de la cadena ABC mostraron al sospechoso con una venda en su brazo derecho y moviendo la cabeza hacia los lados, con los ojos abiertos y el torso parcialmente cubierto por una frazada cuando era introducido en una ambulancia.
Según un alto funcionario local, Rahami fue operado después de resultar herido «al menos en una pierna».
Las autoridades dijeron que no están buscando a otros sospechosos en conexión con los ataques y que no tienen razones para pensar que haya una célula terrorista activa en la región.
Fuera del radar de la Policía
Chris Bollwage, alcalde de la ciudad de Elizabeth (Nueva Jersey) donde vivía Rahami, señaló que «el sospechoso no estaba en el radar de los cuerpos policiales locales».
A las explosiones en Chelsea (Manhattan) y Nueva Jersey, se sumó un ataque con arma blanca en Minnesota, en el que un estadounidense de origen somalí de 22 años apuñaló a nueve personas haciendo «referencias a Alá».
El presidente Barack Obama, quien se encuentra en Nueva York para la Asamblea General de la ONU, llamó a sus compatriotas a no «sucumbir al miedo» ante los ataques y aseguró que su gobierno hará todo lo que sea necesario para hacer justicia.
Rahami trabajaba en Elizabeth en el restaurante de sus padres, el First American Fried Chicken, y sus vecinos sabían muy poco de él.
«Lo que pasó no es de ningún modo una representación de la comunidad musulmana o de la fe musulmana. Es un enfermo, un joven trastornado», dijo Salaam Ismial, un trabajador social en la mezquita local.
El diario The New York Times citaba a amigos del sospechoso, que percibieron «un cambio en su comportamiento y en su práctica religiosa, después de un viaje que sospechan hizo a Afganistán». Hace cuatro años desapareció un tiempo, según el rotativo.
Rahami viajó durante largo tiempo a su país de origen y a Pakistán, donde estaba su esposa, dijo el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, al canal CNN. «Pero hasta el momento no constatamos ninguna asociación con el (grupo) Estado Islámico, los talibanes, etc. que pueda explicar este comportamiento», añadió el gobernador.
Impacto en campaña presidencial
Los ataques de Nueva York, Nueva Jersey y Minnesota tuvieron lugar en un lapso de 24 horas, lo que aumentó los temores en materia de seguridad en momentos en que se libra una dura batalla electoral entre la demócrata Hillary Clinton y el republicano Donald Trump.
Quince años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, las autoridades subrayan que Estados Unidos es mucho más seguro para enfrentar planes terroristas concebidos en el extranjero, aunque es vulnerable a ataques de «lobos solitarios» internos inspirados por la propaganda del EI o de Al Qaida.
Las explosiones de Nueva York y Nueva Jersey no fueron reivindicadas, a diferencia del ataque a cuchilladas en un centro comercial de Saint Cloud, Minnesota, que reivindicó el EI.
La candidata demócrata, Hillary Clinton, y su rival republicano, Donald Trump, aprovecharon las últimas informaciones para atacarse mutuamente.
«En Minnesota, Nueva York y Nueva Jersey tuvieron lugar ataques terroristas islámicos. Estos ataques fueron posibles debido a la apertura extrema de nuestro sistema de inmigración, que no permite controlar suficientemente a los individuos que entran en nuestro país», declaró Trump ante miles de partidarios en Florida.
Por el contrario, Clinton intentó tranquilizar a los estadounidenses. «Acuérdense de que millones y millones de estadounidenses son ciudadanos naturalizados venidos de todo el mundo», dijo a la prensa. «Hay millones de estadounidenses musulmanes pacíficos que no tienen ningún problema con la ley».