A estas alturas de la campaña presidencial en Estados Unidos, las esposas de los candidatos suelen hacerse omnipresentes, llenas de sonrisas, pero la esposa de Donald Trump no aparece por ninguna parte. Hace dos meses que se le perdió el rastro.
La última gran aparición de esta exmodelo, de 46 años, de origen esloveno, fue en la convención republicana a mediados de julio en Cleveland. Elegante, discreta y sonriente, tenía como misión humanizar a su impulsivo marido, 24 años mayor que ella.
Pero en esa ocasión su discurso, en el que muchos párrafos fueron plagiados de una intervención de 2008 de la primera dama Michelle Obama, terminó en un fiasco.
La asesora que le redactó el discurso reconoció su culpa y Melania Trump se evaporó de la escena política, en la que de todos modos había tenido poca presencia.
Fue vista brevemente la semana pasada en Nueva York, durante una intervención de Donald Trump sobre seguridad nacional, sentada entre los asistentes. También acompañó el sábado al candidato republicano a las exequias de Phyllis Schlafly, una reconocida política conservadora.
A los que se preguntan qué hace y que multiplicaron en Twitter el hashtag #WhereisMelania (dónde está Melania), ella respondió en la víspera del 11 de septiembre: «Disfrutando mi vida, mi familia, y amando a mi país».
Antes de la convención republicana, Melania había dado muchas entrevistas defendiendo «100%» a su marido en todos los temas, siempre con un fuerte acento esloveno. Ya entonces, había afirmado que prefería dedicarse a la educación de su hijo Barron, de 10 años, en su residencia de tres pisos ubicada en la torre Trump, de la 5a avenida de Nueva York.
Twitter para defenderse
Después de la convención, Melania Trump comenzó a protegerse. Su twitter, que en un momento reflejó una vida llena de privilegios, viajes en jet privado, tardes mundanas en las que iba impecablemente vestida y peinada, se ha convertido ahora en un medio de defensa.
A finales de julio, su página en internet desapareció, después de una polémica sobre la mención a un título en arquitectura que jamás obtuvo. «Ese sitio fue creado en 2012 y ha sido eliminado porque ya no refleja mis intereses profesionales o negocios actuales», escribió.
A inicios de agosto, unas fotos de ella desnuda aparentemente tomadas en 1995 en Estados Unidos fueron publicadas por el New York Post.
Esta publicación suscitó dudas sobre su estatus legal de entonces, pues anteriormente ella misma había afirmado que llegó a Estados Unidos en 1996.
Donald Trump, que quiere devolver a sus países a todos los inmigrantes ilegales, prometió poco después una conferencia de prensa de Melania para dar explicaciones. Pero un mes más tarde no ha habido ninguna novedad sobre ese tema.
«Siempre he estado en regla con las leyes de inmigración de este país», aseguró simplemente en Twitter Melania Trump, quien obtuvo la ciudadanía estadounidense en 2006.
Este miércoles, publicó en la red social una carta de su abogado Michael Wildes en la que se asegura que las fotos fueron tomadas en 1996, luego de que se le concediera una visa de trabajo de un año que le fue renovada anualmente hasta 2001 cuando consiguió la residencia permanente.
A principios de septiembre, Melania Trump demandó por 150 millones de dólares por daños a sus intereses al Daily Mail on line y al blog Tarpley, que habían afirmado que ella fue prostituta de lujo en los años 1990. Al menos otros dos sitios retiraron historias similares y se disculparon con ella al reconocer que se habían basado en rumores.
En 1999, en un anterior intento de Trump por ser candidato a la presidencia, Melania declaró al New York Times que sería una primera dama «muy tradicional, como Betty Ford o Jackie Kennedy».
«Yo lo apoyaría», dijo entonces.
Pero faltando solo 50 días para la elección presidencial de 2016, nada hace pensar que se unirá a Trump en su campaña.