El Papa Francisco describió el miércoles como un «mártir» al padre Jacques Hamel, un sacerdote francés que fue asesinado en julio por militantes islamistas, y sostuvo que el religioso ya estaba en camino a la santidad.
El pontífice ofreció una misa especial para los fieles en el área de Rouen, en Francia, donde atacantes islamistas irrumpieron en la iglesia en Saint-Étienne-du-Rouvray, obligaron a Hamel – de 85 años – a arrodillarse y lo degollaron mientras pronunciaban consignas en árabe.
«Aceptó su martirio ahí en el altar de Cristo», afirmó el Papa en su homilía en la capilla de la casa de huéspedes en la que vive en el Vaticano.
«Dio su vida por nosotros para no negar a Jesús (…) Es un mártir y los mártires son beatificados», agregó.
La beatificación es uno de los primeros pasos en el complejo proceso que lleva a la santidad en la Iglesia Católica Romana.
Usualmente es necesario un milagro para que un candidato a la santidad sea beatificado, pero ese requisito puede ser soslayado si existen evidencias de que la persona murió como mártir.
La Iglesia Católica confiere la santidad en forma póstuma a personas consideradas tan santas durante sus vidas que ahora se cree que están con Dios y que pueden interceder ante Él para realizar milagros.
En su sermón, Francisco también llamó a que todas las religiones declaren que «matar en nombre de Dios es satánico».