Mientras Hermine avanzaba por la costa Este de Estados Unidos, los científicos desplegaron varios drones submarinos que, según afirman, les ayudarán a entender mejor qué sostiene y fortalece a los huracanes y tormentas tropicales y, en última instancia, a proteger a las personas y sus propiedades.
Los dispositivos oceánicos parecen torpedos amarillos con alas. Se lanzan a unos 160 kilómetros (100 millas) de la costa, en la plataforma continental, donde hay una profundidad de entre 30 y 90 metros (de 100 a 300 pies), y miden la temperatura del agua, la salinidad y la densidad antes, durante e incluso después del paso de la tormenta.
Los aviones de investigación tradicionales que vuelan hacia el centro del huracán para tomar mediciones no pueden leer ninguno de estos datos.
«Una de las razones por las que es tan difícil predecir huracanes es porque su intensidad depende de las condiciones por delante y por debajo de la tormenta«, apuntó Glen Gawarkiewicz, oceanógrafo en Woods Hole Oceanographic Institution en Falmouth, Massachusetts.
Los drones robóticos, que se controlan de forma remota desde la costa, pueden adentrarse en el corazón de la tormenta, donde es demasiado peligroso y poco práctico enviar a gente, y proporcionan información a tiempo real vía satélite a los científicos que están seguros en tierra.
Estos dispositivos se emplean desde hace tiempo, pero este es el tercer año del programa coordinado financiado por la Oficina de Investigación Oceanográfica y Atmosférica de la NOAA. Gawarkiewicz señaló que las últimas operaciones proporcionará un «vistazo al sistema de la plataforma continental de una forma más integral».
Woods Hole trabaja en el programa financiado por el Estado con las universidades de Maine, Maryland, Rutgers y el Gulf of Maine Research Institute.
El dato más importante de los recopilados por los planeadores es la temperatura del agua, una herramienta importante para predecir la intensidad de la tormenta, dijo Gawarkiewicz.
Si la tormenta cae en una zona de agua fría procedente del fondo del océano, su intensidad se suavizará.
Los drones ayudarán a los meteorólogos a predecir mejor próximas tormentas y quizás en el futuro puedan servir para advertir a los residentes en la costa cuando se forme un huracán de grandes proporciones.
Los científicos tuvieron suerte con Hermine. Aunque fue un huracán relativamente débil y ya era una tormenta tropical cuando llegó a aguas del noreste del país, se movió despacio y se mantuvo en el Atlántico ante Nueva York y New England durante unos días, dando a los expertos más tiempo para recopilar datos.
Los drones siguen en el mar, recogiendo datos tras el paso de la tormenta que darán a los científicos una imagen de los que ocurre semanas después del paso de un huracán o una tormenta tropical, lo que puede afectar a la climatología posterior.
El análisis completo de los datos de Hermine podría demorarse meses, pero ya se han dado algunas sorpresas, apuntó Gawarkiewicz. Por ejemplo, la tormenta se desvió más al oeste de lo previsto, y los datos reunidos podrían ayudar a explicarlo.