Seis meses después de que el presidente Raúl Castro le declaró la guerra al zika en Cuba, la campaña nacional de aplicación de insecticidas, monitoreo de síntomas y declaración de cuarentenas parece estar funcionando.
Cuba es uno de los pocos países de América que han estado exentos de un brote significativo del virus, capaz de ocasionar defectos congénitos en bebés. Solo tres personas han contraído el zika en Cuba. Treinta han sido diagnosticadas con el virus contraído en el extranjero, según las autoridades de la isla.
Queda por ver si Cuba mantendrá el zika bajo control o si bajará la vigilancia y sufrirá los amplios contagios vistos en muchos de sus países vecinos.
La batalla contra el zika está poniendo a prueba lo que Cuba considera uno de los mayores logros de su revolución: un sistema de salud gratuito en el cual hay un médico familiar en cada vecindario, con énfasis en el cuidado preventivo, maternal y pediátrico. Ese sistema se ha visto en aprietos en los años recientes debido a que miles de especialistas han emigrado a Estados Unidos, Europa o Sudamérica en busca de mejores condiciones económicas y Venezuela reduce la entrega de petróleo subsidiado que hasta ahora ha mantenido solvente a la economía cubana.
Científicos estadounidenses irán a La Habana en noviembre para una conferencia de dos días sobre enfermedades contagiosas tal como el zika, en el primer evento de su tipo desde que los dos países restablecieron relaciones hace un año. Los expertos norteamericanos dicen que están ansiosos por aprender más e incorporar a Cuba en los programas internacionales tras medio siglo en que hubo escasa interacción profesional entre los dos países.
«Probablemente en la década recién pasada, apenas dos personas han ido a Cuba para cualquier tema», dijo F. Gray Handley, director de investigaciones internacionales del Instituto Estadounidense del Estudio de Alergias y Enfermedades Infecciosas. «Ha sido parecido a una caja negra».
Hasta ahora ha habido unos 40 casos de zika causados por picaduras de mosquitos en Florida. Las autoridades de salud no creen que habrá un brote generalizado en el territorio continental estadounidense, pero han surgido miles de casos en Puerto Rico y hay amplios brotes en países como Brasil y Venezuela.
Expertos internacionales en el sistema cubano dicen que la isla puede servir de ejemplo para otros países con su campaña preventiva, en que la población de mosquitos quedó prácticamente diezmada gracias a la aplicación de insecticida en casi cada vecindario.
«La respuesta que ha dado Cuba es muy contundente, muy efectiva, que tiene que ver con … esta capacidad de organizar a la población, esta capacidad de la población de entender», declaró el doctor Cristian Morales, representante en Cuba de la Organización Mundial de la Salud.
Sin embargo, hay factores que contribuyeron al éxito de Cuba en su lucha contra el zika que simplemente no se podrían aplicar en otros países ya que son intrínsecos al sistema de gobierno que tiene la isla.
La mayoría de las actividades en Cuba están controladas por un régimen unipartidista que vigila atentamente la vida de los ciudadanos. Desde médicos de vecindarios a reporteros a vigilantes de cuadra, la mayoría de la población cubana trabaja para un masivo aparato estatal cuyos componentes reportan en última instancia a Raúl Castro.
En febrero, mientras cundía el zika por Sudamérica, Castro anunció que desplegaría el ejército para rociar viviendas y oficinas ante el fracaso de los fumigadores civiles, que eran rechazados por los vecinos para no tener que oler el insecticida.
Escribió Castro: «Nuestro pueblo sabrá demostrar la capacidad de organización para mantener los niveles de salud alcanzados por la Revolución y evitar así sufrimientos a nuestras familias. Como nunca antes en tareas similares se impone ser más disciplinados y exigentes».
En las semanas siguientes, los pueblos y ciudades de Cuba se llenaron de soldados uniformados que iban de casa en casa con equipos fumigadores portátiles, o que desde camiones disparaban la sustancia para dejar las calles libres de mosquitos.
Los esfuerzos de Cuba superan a los aplicados en Florida, donde las autoridades están aplicando insecticida en zonas donde ya han brotado casos de zika, comentó Carlos Espinal, director del Consorcio Mundial de Salud de la Universidad Internacional de Florida en Miami.
«Ellos comenzaron muy temprano a prepararse para la llegada del zika«, dijo Espinal. «Cuando uno empieza a luchar contra el virus cuando ya ha brotado, se complica la situación, uno queda limitado a detectar el virus cuando ya la transmisión ha ocurrido».
El estado cubano tiene todo tipo de funcionarios desde agentes de inmigración hasta médicos de vecindario vigilando contra el zika, especialmente los miles de doctores, enfermeras y asistentes que trabajan en el exterior y que le remiten al estado cubano miles de millones de dólares en divisas extranjeras.
«Se le dice al médico de la familia: ‘En tu comunidad hay 10 personas que salieron a Jamaica, dos son médicos, tres son enfermeras y los otros seis restantes o cinco restantes son cuentapropistas, turistas, lo que sea’ y él tiene que mantener esas personas bajo vigilancia, ir a sus casas, llamarlos», explicó el profesor Jorge Pérez, director del Instituto de Medicina Tropical Pedro Kouri, en La Habana.
Pérez dijo que 1.700 personas con fiebre u otros síntomas fueron colocados en cuarentena por 24 o 48 horas mientras se les aplicaban pruebas de zika. A todas las mujeres embarazadas se les dio la prueba de zika en su primer trimestre, añadió. Todo trabajador enviado al exterior es puesto en cuarentena y sometido a prueba al regresar.
«Estamos rodeados de zika por todos los lugares», expresó. «Hemos aprendido que es mejor precaver que tratar».
El gobierno cubano organizado videoconferencias periódicas con sus máximos responsables de salud, oficiales militares, funcionarios del Partido Comunista y expertos en sanidad tanto en la capital como en las 14 provincias de la isla. Incluso se han visto reclutados niños de primaria y secundaria. Se han despachado grupos de niños a ir de casa en casa para asegurarse de que no haya charcos de agua donde puedan criarse los mosquitos y para entregar folletos con información sobre el zika. Los que violan las órdenes de eliminar las aguas estancadas y la basura, o quienes se resisten a las inspecciones o a las fumigaciones, reciben una multa.
«En nuestro barrio la gente está atenta a ver si surgen focos de mosquitos, se cuida el saneamiento y la limpieza y se (trabaja) con los vecinos para que tomen conciencia de eso y revisen sus áreas y por la parte de las autoridades se realizan visitas, se fumiga. Todas estas acciones son para que todos nos involucremos», dijo Gerardo Olvera, un residente de La Habana de 51 años de edad que trabaja como vendedor independiente de tarjetas telefónicas.