El hábito gris sucio, el piso, el celular, la sangre. Son varias las piezas de esta foto que desconciertan. Una monja herida no es algo habitual, una monja en el piso tampoco, una monja ensangrentada junto a una persona sin vida menos.
Esta es una de las tantas postales dolorosas que dejó el terremoto de más de seis grados que hizo temblar al centro de Italia y destrozó los pueblos de Norcia, Accumoli y Amatrice. Fue justo allí donde esa foto icónica fue tomada. Y dio la vuelta al mundo.
Su protagonista es Sor Mariana, vive en el convento Don Minozzi con un puñado más de personas y tras el shock que le causó en el cuerpo y en la mente el sismo de 6,2 grados en la escala de Richter, y tras ser asistida por personal médico, habló con el diario La Repubblica y contó cómo fue que logró salvar su vida.
Mariana dormía como durante cualquier otra noche cuando pasadas las 3.30 de la madrugada todo comenzó a temblar. Ni bien se dio cuenta de lo que ocurría, se levantó, se vistió y se metió debajo de la cama para resguardarse allí. Sin embargo, fue una mano ajena y amiga la que la sacó de ese pequeño infierno.
«Me ha salvado un niño, un héroe que arriesgó su vida por la mía. Hizo un acto heroico y por eso el Señor lo recompensará». Así relató su peripecia la religiosa de de 32 años, nacida en Albania, quien además aseguró que otros religiosos fueron puestos a salvo por los equipos de rescate.
«De aquí sobrevivió todo el mundo», advirtió Mariana, que vive junto a tres monjas más y una mujer anciana en una de las partes del convento de Amatrice que se vino abajo. «Se salvaron unas a otras, se dieron la mano aun cuando todo se estaba derrumbando y corrieron, sobrevivieron».
Sin embargo, no todas las noticias de Mariana fueron así de buenas: de acuerdo a su relato, había más personas en el convento, tres monjas más y cuatro ancianas, y según las autoridades habrían fallecido.
En total y hasta ahora, 241 son las personas que perdieron la vida por el seísmo.