La salud de Hillary Clinton se convirtió en nuevo blanco de ataque de la campaña de Donald Trump y, para sembrar dudas, los secuaces del candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos esparcen las versiones más alarmistas y fantasiosas.
Ella no tiene «la resistencia física ni mental» necesaria para ser presidente, reiteró en los últimos días el candidato republicano, cuando Clinton, de 68 años, viaja desde hace meses y durante los fines de semana recolecta fondos para su campaña. «¿Dónde está Hillary? Ella duerme!!!!», escribió Trump en Twitter.
En su entorno, algunos van más allá. «Pienso que Hillary está cansada…parece enferma», declaró el lunes Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York, a la cadena conservadora Fox News.
El día anterior, ya había afirmado -también en Fox- que «la prensa no ha destacado algunas señales de enfermedad en ella». «Basta entrar a internet (…) busquen Hillary Clinton enfermedad y miren los videos».
Una portavoz de la campaña de Trump, Katrina Pierson, ya había hablado de «disfasia» (dificultad para hablar) la semana pasada y afirmó que Clinton «toma mucho tiempo libre en la campaña».
Pero según su médica personal, Lisa Bardack, Hillary Clinton está «en excelente condición física y apta para desempeñarse como presidenta de Estados Unidos«, recordando que no presenta ninguna secuela de una conmoción cerebral que tuvo a fines de 2012.
Fiebre alarmista
Las declaraciones de Giuliani, colgadas por Fox en Twitter, están acompañadas de fotos que muestran a Clinton con ojeras, o sorprendentemente pálida, así como un montaje en el que sacude extrañamente la cabeza varias veces.
Algunos de sus detractores no dudan en hablar de Parkinson, epilepsia, trastornos neurológicos, relacionándolos en algunos casos con una pasada conmoción cerebral. ¿Tropezó, tosió, se sienta brevemente en un taburete? Otras tantas señales que según ellos confirman sus especulaciones.
Alimentando esta fiebre alarmista, el sitio conservador Breitbart, de Steve Bannon, el nuevo director general de la campaña de Trump, afirmó este fin de semana que «la salud de Clinton se está convirtiendo en un tema mayor» de la carrera por la Casa Blanca.
Para ilustrarlo citó al pasar varios términos clave en las redes sociales, principalmente #HillaryHealth (la salud de Hillary) y #HillaryStools (los taburetes de Hillary).
La carta de su doctora del año pasado, sería en consecuencia «una fachada», agregó.
Bardack había afirmado en julio de 2015 que Clinton estaba «en excelente condición física», declaración que reiteró ante los rumores.
La médica recordó que luego de la conmoción cerebral sufrida a fines de 2012, un control realizado en 2013 había «mostrado una resolución completa de todos los efectos de la conmoción y una disolución completa de la trombosis».
Según Jeanne Zaino, experta en política del Iona College de Nueva York, el tema de la salud de los candidatos a la presidencia es una cuestión «seria y normal. Uno quiere estar seguro de que la persona por la que vota puede hacer el trabajo».
Máxime, cuando Trump, de 70 años, sería el presidente más anciano que entre a la Casa Blanca y Clinton la segunda después de Ronald Reagan, que tenía 69 años y 11 meses cuando llegó al poder.
Pero según Zaino, los ataques sobre la salud de Clinton no deberían tener demasiados efectos negativos, salvo algún acontecimiento inesperado.
«Si uno es objetivo, es difícil decir que uno u otro carezcan de resistencia», subrayó.
«Pero eso les permite salir del tema de los impuestos», recordó, aludiendo a la negativa de Trump de publicar su declaración de ingresos.