El presunto sicario identificado como Jorge Matías Arenales, de 26 años, alias «el Piojo«, había salido con vida de dos atentados anteriores, pero en esta ocasión no pudo defenderse con el revólver que portaba, pues fue abatido a tiros en la entrada de la colonia San Luis de San Pedro Ayampuc en Guatemala.
El fallecido se encontraba en el lugar esperando supuestamente a alguna víctima, cuando se le aproximaron dos desconocidos que sin mediar palabra le dispararon a quemarropa, cayendo desplomado sobre la acera, luego salieron los agresores corriendo para escapar, mientras que los transeúntes tuvieron que buscar refugio para evitar ser alcanzados por las balas perdidas.
Todo era confusión, pues únicamente se escucharon los disparos, pero no se sabía a quiénes estaban disparando.
Al escapar los pistoleros, los transeúntes se percataron de que habían abatido a una persona y al acercarse descubrieron que la víctima portaba un revólver calibre 38 en el cinto, lado izquierdo, el cual ni siquiera tuvo tiempo a sacar y utilizar.
Los bomberos voluntarios arribaron a la escena del crimen y notaron que la víctima tenía dos heridas en la cabeza y otros dos en ambos brazos.
El fiscal del Ministerio Público (MP) decomisó el revólver que portaba Matías Arenales, sin la respectiva licencia de portación y los detectives de la Policía Nacional Civil de Guatemala consideran que vigilaba a alguien que podría ser un chofer de buses extraurbanos que regularmente pasan recogiendo pasaje.
En el lugar donde fue asesinado, hace dos meses Matías Arenales fue víctima de dos atentados seguidos, aunque resultó herido de bala y logró sobrevivir, según las primeras investigaciones del Departamento de Delitos Contra la Vida de la PNC y del MP, dan cuenta que el fallecido formaba parte de una red de extorsionistas y sicariato, pues los vecinos lo conocían con el apodo de el Piojo, era un individuo bastante violento que no perdonaba la vida de nadie.
Se presume que el móvil del crimen fue por una represalia entre pandillas por peleas de territorio.
