Con perros entrenados y pala en mano, cientos de soldados y rescatistas buscaban este lunes más víctimas entre los derrumbes que ocasionaron los remanentes de la extinta tormenta tropical Earl en el centro-este de México, donde al menos 45 personas fallecieron y centenares acudieron a refugios.
La zona más afectada fue la sierra norte del estado de Puebla, donde el cielo permanece con espesas nubes grises y los deslaves son aún visibles en las carreteras.
«Lamento informar que incrementa el número de fallecidos a 32» en esta zona, al menos 15 de ellos menores de edad, dijo el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, tras visitar algunas comunidades donde varias casas quedaron sepultadas por deslaves.
Todavía «hay comunidades incomunicadas, nos está costando trabajo llegar a la cabecera del municipio de Tlaola (…) Hay 28 máquinas que están trabajando en este momento» para llegar, añadió el funcionario, quien aseguró no tener una cifra confirmada de desaparecidos.
En tanto, unas 500 familias fueron evacuadas a albergues, donde se les realizan exámenes médicos para evitar brotes epidemiológicos.
«La noche del sábado, se hizo una avalancha en el centro de Xaltepec (…) Nuestra casa se la llevó completa», contó a la AFP Claudio Cruz, un albañil de 32 años que se refugió con su esposa en un albergue habilitado en el municipio de Huauchinango, a unos 200 kilómetros de Ciudad de México.
Durante la tormenta «se fue la luz (…) Por abajo pedían auxilio pero pues nosotros ya no nos podíamos mover», añadió este hombre que no le quedó más pertenencia que lo que traía puesto.
Florencia Hinojosa también se trasladó al refugio junto con sus dos hijas de 11 y 16 años cuando su casa, en la periferia de Huauchinango, «quedó al lado del barranco que abrió el lodo».
Unos 600 policías, soldados, bomberos y rescatistas peinaban la zona, concentrando sus fuerzas en Huauchinango, donde en 24 horas se registraron precipitaciones que normalmente corresponderían a las de un mes.
Las lluvias torrenciales también causaron derrumbes en carreteras de Puebla, dejaron dos puentes colapsados sobre el río Necaxa y cortes intermitentes de energía eléctrica en algunas comunidades.
Según el presidente Enrique Peña Nieto, «se han tomado acciones para levantar los censos» sobre daños para resarcir el patrimonio de las familias.
Earl, que llegó a ser huracán categoría 1 -de las 5 que contempla la escala Saffir-Simpson- llegó a México el jueves por Tabasco (sur) ya como tormenta tropical, tras perder fuerza al tocar las costas de Belice el jueves.
Otros 13 muertos en Veracruz
El fenómeno meteorológico también afectó las montañas de Coscomatepec, Tequila y Huayacocotla, en el vecino estado de Veracruz, donde hay más de 11.000 personas fueron afectadas por Earl y 2.262 casas dañadas.
«Tenemos 13 personas fallecidas en Veracruz«, dijo la secretaria estatal de Protección Civil, Yolanda Gutiérrez, al visitar el municipio de Tlalixcoyan, uno de los más afectados.
Las últimas víctimas murieron cuando sus viviendas fueron sepultadas por los deslaves, o ahogados al ser arrastrados por los ríos crecidos, añadió la funcionaria, que solicitó al gobierno federal declaratoria de emergencia para 60 municipios.
Por otro lado, un grupo de geólogos hacen estudios para determinar si las personas que viven en las zonas afectadas pueden regresar o deberán ser reubicadas.
Tormenta Javier acecha Baja California
Este lunes, la tormenta tropical Javier continuaba acercándose a costas del noroeste de México, ubicándose a unos 90 kilómetros al sureste del turístico Cabo San Lucas, en el estado de Baja California Sur, según la Comisión Nacional de Agua (Conagua).
Las autoridades suspendieron las clases en todos los niveles en el balneario, cerraron los puertos a todo tipo de navegación y habilitaron 18 albergues.
«Estamos listos para albergar cerca de 6.000 personas», informó el director local de Protección Civil, Marco Antonio Vázquez.
Por su parte, el subsecretario de Protección Civil de Los Cabos, Carlos Alfredo Godínez, afirmó que las grandes cadenas comerciales de autoservicio cuentan con un abasto suficiente de alimentos para los próximos 15 días, «por lo que no hay que temer una escasez ni inducir compras de pánico».
A las 18h00 GMT, el fenómeno se desplazaba hacia el noroeste a 17km/h, con vientos máximos sostenidos de 85 km/h y rachas de hasta 100 km/h, causando tormentas intensas y torrenciales en el oeste y noroeste de México, según Conagua.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NCH), el fenómeno se debilitará en los próximos días al tocar tierra hasta alcanzar la categoría de depresión para mediados de semana.
En septiembre de 2014, el balneario de Los Cabos, favorito de muchos turistas estadounidenses, sufrió el embate del huracán Odile, que dejó seis muertos y millonarias pérdidas materiales.
Y en septiembre de 2013, el embate casi simultáneo de los huracanes Ingrid y Manuel dejó 157 muertos en el estado de Guerrero (sur), de los cuales una cincuentena fueron personas que quedaron sepultadas por un deslave en el pueblo cafetalero de La Pintada.