Las convenciones políticas se vieron envenenadas con anécdotas de espionaje internacional e intriga. Ahora es momento de que inicie el trabajo oficial de espionaje de la campaña presidencial.
Esta misma semana, Donald Trump y Hillary Clinton comenzarán a recibir informes de inteligencia ultrasecretos de la oficina del director nacional de inteligencia. Pero este año, la tradición de más de 60 años de proporcionar información clasificada a los candidatos presidenciales ha causado agudos señalamientos entre demócratas y republicanos sobre si el candidato del otro partido puede guardar un secreto.
Los partidarios de Clinton y algunas autoridades de inteligencia dicen que el magnate neoyorquino tiene la boca suelta y que con frecuencia es impulsivo.
Los partidarios de Trump sacan a relucir el uso de un servidor privado de correo electrónico por parte de Clinton y la reprimenda del director del FBI, James Comey, por su «descuidado» manejo de información clasificada cuando fue secretaria de Estado.
En una carta dirigida al director de Inteligencia Nacional, James Clapper, el presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, dijo que aún hay varias interrogantes en relación al manejo del email de Clinton y solicitó que no recibiera informes clasificados en el tiempo que quedaba de su campaña. Clapper rechazó la petición y dijo: «No pretendo retener informes a ningún candidato elegible oficialmente nominado».
Como secretaria de Estado, Clinton tenía autorización para recibir información muy clasificada y recibía una copia del informe diario del presidente, el documento de inteligencia de mayor nivel de Estados Unidos, que incluye inteligencia específica y análisis de diversas partes del mundo. Trump, con una trayectoria de empresario, nunca ha tenido autorización por parte de la seguridad gubernamental y es un novato cuando se trata de informes secretos.
El término de inteligencia ultrasecreta se dice con mucha soltura, pero la seguridad nacional de Estados Unidos corre mucho riesgo si algo de esta información es difundida, dijo David Priess, autor de «The President’s Book of Secrets» (El libro de secretos del presidente), una historia sobre los informes diarios presidenciales.
Trump tiene mucho menos experiencia en asuntos internacionales que Clinton. Ha sugerido que Estados Unidos abandone sus compromisos de tratados con los aliados de la OTAN que no han cumplido con sus pagos, y ha expresado su admiración hacia el presidente ruso Vladimir Putin. Trump también indicó que, como presidente, reconocería la anexión de Rusia de la provincia ucraniana de Crimea.
Clapper insiste que la comunidad de inteligencia no tiene ningún recelo en informar a cualquier candidato. Agregó que el equipo de difusión de información ya está listo para comenzar y que ambos candidatos recibirán la misma información.
«Es una antigua tradición que data de Harry Truman», dijo Clapper.
En el Foro de Seguridad de Aspen de la semana pasada en Colorado, Clapper indicó que los informes serán más bien generales, pero aun así serán clasificados. Aunque no se pueden revelar públicamente detalles de los temas, Clapper dijo que los tres temas principales de los informes serán el extremismo islámico, Rusia, y los ciberataques de instituciones gubernamentales y no gubernamentales y la amenaza que representan para Estados Unidos. Una vez que se elija a un candidato como presidente, él o ella recibirán informes más detallados e información sobre las operaciones encubiertas de Estados Unidos.