En tres meses, más de cien colegios públicos quedaron parcialmente destruidos en Kenia por incendios intencionados que causan desconcierto en el país con el sistema educativo más desarrollado de África del Este.
Un total de 113 centros de enseñanza secundaria, en los que estudian alumnos de entre 13 y 18 años, y hasta 20 años en el caso de los que repiten curso, fueron pasto de las llamas.
Los motivos son un misterio, aunque las autoridades barajan distintas pistas: represalias de un cártel relacionado con el tráfico de las preguntas de examen o el descontento con el cambio del calendario escolar o con los métodos autoritarios del ministro de Educación.
La sociedad busca una explicación al fenómeno, convertido en crisis nacional.
El miércoles por la noche se prendió fuego a cinco colegios, y al día siguiente le tocó el turno a la Garbatullah High School de Isiolo (centro).
Alrededor de 150 alumnos han sido detenidos e inculpados por incendio criminal en los últimos tres meses. También hay diez profesores arrestados.
«Los incendios afectan sobre todo a la zona de los dormitorios y parecen bien planificados en la medida en la que hasta ahora ningún alumno se vio atrapado por las llamas, lo que significa que salieron del lugar con tiempo, sabiendo lo que iba a pasar», según un informe confidencial de la policía y del ministerio de Educación al que tuvo acceso la AFP.
Se trata de un problema que va más allá de las acostumbradas fracturas étnicas, geográficas o socioeconómicas.
En los últimos días el ministro de Educación, Fred Matiang’i, ha multiplicado las reuniones, con los representantes de la enseñanza, líderes religiosos…
Filtraciones
Los padres no se lo explican, pero algunos han sacado a sus hijos del colegio por miedo.
El gobierno lo atribuye a las medidas drásticas adoptadas para eliminar las trampas en los exámenes, que en los últimos años habían adquirido una dimensión desproporcionada.
En 2015 el ministerio de Educación desmanteló el consejo nacional encargado de la organización de los exámenes y se inculpó a varios de sus miembros bajo sospecha de filtración masiva de preguntas a cambio de dinero.
El gobierno está convencido de que el «cártel» implicado en las filtraciones está detrás de la oleada de incendios.
Según la prensa, algunos padres han pagado por adelantado por conocer preguntas de exámenes que no tendrán lugar debido a las redadas de las autoridades.
Por otro lado, desde 2015, el ministro de Educación ha multiplicado las reformas, modificando el calendario (redujo vacaciones) y la gestión de los fondos públicos asignados al material escolar, lo que ha herido susceptibilidades.
También ha visitado por sorpresa colegios y amonestado a los profesores, que lo han vivido como una humillación.
En varios establecimientos, los alumnos de último año se han negado a realizar los exámenes preparatorios para los de fin de curso, en octubre. Algunos han explicado bajo anonimato a la AFP que piden un aplazamiento por los retrasos ocasionados por una huelga de profesores.