El odio parecía haber sido la motivación de un joven japonés que mató a 19 personas a puñaladas en un centro para discapacitados mentales del que fue despedido. Al mismo tiempo, se supo que hace unos meses, había enviado una carta al Parlamento diciendo que las personas con discapacidad debían morir.
Cuando hubo terminado, Satoshi Uematsu, de 26 años, había dejado muertos o heridos a un tercio de los casi 150 pacientes del centro, en un ataque en la madrugada del martes que duró unos 40 minutos. Es el asesinato masivo con más víctimas que sufre Japón en décadas. Hay 25 personas heridas, 20 de ellas de gravedad.
El agresor llegó en un auto negro y con varios cuchillos hasta el centro de discapacitados Tsukui Yamayuri-en en Sagamihara, unos 50 kilómetros (30 millas) al oeste de Tokio, según imágenes de una cámara de seguridad mostradas en la televisión. Entró rompiendo una ventana a las 2:10 de la madrugada, según el responsable de salud de la prefectura, y empezó a degollar a los pacientes.
Kunio Takano, del departamento de bomberos de Sagamihara, informó que murieron 10 mujeres y nueve hombres. La más joven de las víctimas tenía 19 años y la mayor 70.
Dos horas después del ataque, el agresor se entregó tranquilo a la policía, según las autoridades.
En un primer momento se desconocían los detalles sobre cómo lo hizo, y si las víctimas estaban durmiendo o indefensas en otro aspecto. La policía está interrogando a algunas víctimas.
Tsukui Yamayuri-en, que significa jardín de lilas en la montaña, era un lugar que el agresor conocía bien, ya que había trabajado allí desde 2012 y hasta su despido en febrero. Sabía que a esa hora habría apenas un puñado de empleados, reportó la prensa local.
Aún no se sabe mucho sobre el autor, salvo que en su día quiso ser profesor. En dos fotos de grupo subidas a su Facebook se le ve sonreír junto a otros jóvenes.
Hoy fue muy divertido. Gracias a todos. Ahora tengo 23 años, pero por favor, seamos amigos para siempre, indicó en una entrada de 2013.
Pero en algún momento, las cosas se torcieron.
Uematsu empezó a decirle a la gente que le rodeaba que había que matar a los discapacitados. En febrero intentó entregar en mano una carta que escribió al presidente de la Cámara Baja del Parlamento japonés, en la que pedía la muerte de todos los discapacitados en un mundo que permite la muerte piadosa, según la agencia de noticias Kyodo y la televisora TBS.
En la carta, Uematsu presumió que tenía la capacidad de matar a 470 discapacitados en lo que describió como una revolución, detallando un ataque contra dos instalaciones después de lo cual se entregaría. También pedía que se le declarase inocente alegando trastorno mental, que se le diera una ayuda de 500 millones de yenes (5 millones de dólares) y cirugía plástica para poder llevar una vida normal después.
La agencia noticiosa Kyodo difundió la misiva tras el ataque.
Mi razonamiento es que quizá pueda revitalizar la economía mundial y pensé que podría ser posible evitar la III Guerra Mundial, escribió en la inconexa carta.
La misiva, que fue entregada a la policía de Tokio, incluía el nombre, dirección y número de teléfono de Uematsu, y se informó de su amenaza a la policía local de la zona donde vivía el agresor, dijo Kyodo.
El gobernador de Kanagawa, Yuji Kuroiwa, se disculpó por no haber actuado antes las señales de alarma.