Un cargamento de pollos en mal estado proveniente de Brasil, que las autoridades de Sierra Leona ordenaron sepultar, desató incidentes durante el fin de semana en este empobrecido país africano, cuya policía tuvo que enfrentarse a miles de pobres que querían desenterrarlo.
El cargamento, producido por la empresa brasileña Frangosul, llegó el 12 de julio a Sierra Leona. Las autoridades sanitarias decretaron que no se podía consumir y ordenaron que fuera sepultado en un vertedero.
Miles de habitantes de la capital, Freetown, acudieron al basurero con palas y azadas, para desenterrar los restos, que se hallaban cubiertos de basura, incluidos excrementos y desechos de origen industrial.
Sierra Leona es uno de los países más pobres del mundo, con un 70% de la población bajo el nivel de pobreza.
La policía tuvo que emplear gases lacrimógenos y balas de goma para intentar dispersar a la multitud. Hubo 40 detenciones, pero numerosas personas consiguieron llevarse pedazos de la carne de pollo putrefacto.
«Vamos a lavar el pollo, lo vamos a cocinar y nos lo vamos a comer para cenar», declaró sonriente Aminata Kamara, madre de tres hijos, tras rescatar dos bolsas del pollo.
Victor Lansana Koroma, director de una ONG local, pidió la detención del importador de la comida en mal estado, una empresa conocida como Universal Impex Business.
«Nos tememos una epidemia peor que la del ébola si se comen el pollo», explicó Koroma.
Sierra Leona sufrió una epidemia de ébola que dejó en los últimos dos años más de 4.000 muertos.