El Partido Republicano inició este lunes la convención que investirá a Donald Trump como candidato a las presidenciales estadounidenses, una reunión ensombrecida por tensiones raciales y ataques a policías.
El evento, un auténtico show político, tiene lugar en Cleveland (Ohio), una ciudad de 400.000 habitantes al noreste del territorio estadounidense que está bajo fuertes medidas de seguridad a la espera de numerosas manifestaciones anti y pro Trump. Hasta ahora no se han reportado desórdenes públicos.
La tercera esposa del empresario neoyorquino, Melania, una exmodelo nacida en Eslovenia, 24 años más joven que él, tendrá un rol protagónico en la inauguración del evento en el Quicken Loans Arena, donde defenderá las cualidades personales de su marido. Trump estará presente y podría hablar.
El tema de la jornada es la seguridad en Estados Unidos y el mundo, uno de los pilares de la campaña de Trump, que convoca a «hacer a Estados Unidos seguro de nuevo».
Dos sobrevivientes del ataque al consulado estadounidense en Bengasi (Libia) en 2012 pronunciarán discursos para criticar a la secretaria de Estado de entonces, Hillary Clinton, rival demócrata de Trump en noviembre.
«Necesitamos fuerza», dijo Trump este lunes en una entrevista con la cadena Fox News. «También necesitamos alguien que levante los ánimos. (Barack Obama) ha sido un gran divisor en este país. Las relaciones raciales están peor que nunca», añadió.
«El lado humano de Trump»
Luego de unas agrias primarias, en las que Donald Trump eliminó uno a uno a 16 precandidatos, a menudo con declaraciones explosivas y ataques personales, los cuatro días de feria republicana pondrán bajo los reflectores la complicada relación del empresario neoyorquino con la dirigencia del «Grand Old Party».
La convención, que empezó a las 17H00 GMT, tiene un objetivo: ayudar a los estadounidenses a comprender mejor el lado humano de Donald Trump, explicó su jefe de campaña, Paul Manafort. «Será una convención muy personal», dijo Manafort, al explicar el programa.
Además de Melania, los cuatro hijos adultos del magnate estarán presentes en la convención para defender a su candidato e intentar atraer a votantes moderados.
Trump ofrecerá un discurso al cierre del evento el jueves, pero el millonario podría hacer apariciones a lo largo de la semana.
Pero el empresario tiene preocupaciones más inmediatas. Su verbo cáustico y estilo heterodoxo, sin olvidar su inexperiencia política, han dejado profundas divisiones en el Partido Republicano.
Los grandes nombres del partido no participarán de la convención: ni los expresidentes Bush ni los últimos dos candidatos republicanos a la Casa Blanca.
Trump reconoció que seleccionó como candidato a la vicepresidencia y compañero de fórmula al gobernador Mike Pence, un adalid de los conservadores, por sus posturas antiaborto y antigay y en favor de «la unidad del partido. Porque soy un outsider».
Pero entusiastas republicanos del #NeverTrump siguen prometiendo que darán una última batalla en los pasillos de la convención,. Manafort descartó fracturas. «Esta es la convención de Trump. El partido está unido», dijo. «Son unos pocos que resisten y no reflejan nada más que su opinión personal», añadió.
Policía omnipresente
Las fuerzas de seguridad están en alerta desde los ataques de Orlando (Florida), Niza (Francia), así como la muerte la semana pasada de cinco policías de Dallas (Texas) y otros tres el domingo en Baton Rouge (Luisiana), asesinados por un veterano de Irak.
El complejo donde se realizará la feria política republicana, el Quicken Loans Arena en el centro de Cleveland, y el vecino centro de prensa que acogerá a unos 15.000 periodistas, están completamente aislados.
La policía, omnipresente, patrulla en auto, a pie, en bicicleta o a caballo en esta ciudad peinada por la fuerte brisa del lago Erie.
En las calles, la policía se prepara para posibles choques entre manifestaciones a favor y en contra del magnate, previstas para este lunes.
La ley de Ohio permite el porte visible de armas, añadiendo otro ingrediente al miedo a que se desate la violencia en Cleveland, que, previendo un posible descontrol de la situación, obtuvo un seguro antiprotestas por 50 millones de dólares.