El gobernador de Indiana, Mike Pence, tiene un historial conservador en materia de inmigración que se remonta a sus primeros días en la Cámara de Representantes, y refleja la estricta posición del aspirante republicano a la presidencia Donald Trump, que eligió a Pence como su compañero de papeleta.
En los más de diez años en la Cámara, Pence apoyó numerosas propuestas que pretendían reformar el sistema de inmigración, por ejemplo con un límite sobre el número de visas emitidas a cada país o esfuerzos para permitir que cada estado pueda establecer milicias que patrullan la frontera, así como medidas para definir el inglés como lengua oficial del país. También se mostró partidario de construir un muro fronterizo casi una década antes de que Trump hiciera de esa promesa una pieza central de su campaña para la Casa Blanca.
En 2005, Pence se sumó a los esfuerzos por aprobar una gran ley de inmigración que fue de las primeras en proponer cercas a lo largo de cientos de millas junto a la frontera mexicana. También proponía una multa de 3.000 dólares para migrantes residentes en el país sin permiso de residencia que hubieran aceptado marcharse y se hubieran quedado. La ley introducía castigos por ayudar a un migrante que viviera en el país sin permiso de residencia. La propuesta fue aprobada en la Cámara de Representantes, pero fracasó en el Senado.
Un año más tarde apoyó la exitosa Ley Cerca Segura de 2006, un plan más restringido centrado en la seguridad de fronteras y que terminó llevando a la construcción de casi 700 millas de cerca fronteriza.
Cuando le preguntaron el miércoles sobre la propuesta de Trump de construir un muro en la frontera con México, Pence dijo que apoya la «visión para el país» del magnate.
«Creo que como dijo el presidente Ronald Reagan, una nación sin fronteras no es una nación», dijo Pence. «Creo que es absolutamente necesario que tengamos seguridad de fronteras y he apoyado eso con firmeza a lo largo de mi carrera. Tenemos que poner la frontera bajo control y yo apoyo a Donald Trump. Creo que tiene la visión adecuada para este país».
Pence fue uno de los padrinos de la Ley Buenas Cercas Hacen Buenos Vecinos de 2006, una medida que permitía a los estados fronterizos utilizar asignaciones federales para construir una «barrera física» cerca de las fronteras mexicana y canadiense para detener la inmigración incontrolada.
Un año antes respaldó una propuesta para permitir que los estados fronterizos crearan milicias con la autoridad para hacer arrestos.
Pence también ha expresado su apoyo a cambiar la ley de inmigración para redefinir qué niños nacidos en Estados Unidos se convertirían de forma automática en ciudadanos.
Además, respaldó una ley en 2007 y otra en 2009 que habrían limitado la ciudadanía automática para los niños que tienen al menos un progenitor con ciudadanía estadounidense, residencia legal o que sirve de forma activa en el Ejército.
Una versión de 2005 de la ley que apoyó pedía ciudadanía automática para hijos de padres casados, siempre que uno de los padres fuera ciudadano o residente legal. En casos de padres no casados, la madre del menor debía ser ciudadana o residente legal.