Deportar a los 11 millones de inmigrantes sin autorización que viven en Estados Unidos en un plazo de dos años, tal y como propone el aspirante republicano a la presidencia Donald Trump, significaría arrestar 15.000 personas al día, algo imposible de hacer sin quebrantar leyes actuales y los derechos civiles de los inmigrantes, denunciaron activistas el jueves.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, señaló en un nuevo reporte que «no hay un mecanismo concebible» para lograr la expulsión de tantos extranjeros y a la vez respetar sus derechos constitucionales.
El grupo asegura que la única forma de arrestar a los inmigrantes sería a través de etiquetación racial, paradas de tráfico injustificadas, redadas ilegales de casas y lugares de trabajo y aparatos electrónicos de vigilancia activados sin autorización judicial.
El plan de Trump, además, supondría pasar de 4.844 agentes de inmigración a más de 90.000 y de 34.000 a 348.831 camas en centros de detención, menciona el estudio.
En la actualidad, los inmigrantes sin autorización sólo son arrestados si llaman la atención de las autoridades.
«Así que para llevar a cabo este plan de deportación masiva, Trump tendría que adentrarse más en las comunidades estadounidenses. Incluso si los impuestos de los contribuyentes pudieran desviarse para lograrlo, el esfuerzo eliminaría las libertades civiles de todos», asegura el informe.
Portavoces de Trump no respondieron de forma inmediata una solicitud de respuesta enviada por The Associated Press.