Los cuerpos de siete japoneses fallecidos en un asalto insurgente en la capital de Bangladesh regresaron a su país el martes mientras que investigadores en la ciudad de Daca buscaban pistas sobre los posibles cerebros detrás del cruento ataque que dejó 28 muertos.
Un avión del gobierno japonés trasladó los restos mortales al aeropuerto Haneda de Tokio, donde los cuerpos, en féretros cubiertos con telas blancas, fueron descargados lentamente en parejas por la rampa de mercancías del avión aparcado en la pista.
El ministro de Exteriores de Japón, Fumio Kishida, la embajadora de Bangladesh, Rabab Fatima, y otras autoridades depositaron ramos de flores entre los ataúdes.
En Daca, las autoridades siguen reteniendo a cinco de los 13 rehenes rescatados cuando agentes de seguridad irrumpieron en el restaurante en la zona diplomática de Daca el sábado por la mañana, matando a seis de los atacantes y capturando a uno.
El jefe de la policía de Bangladesh, A.K.M. Shahidul Haque, dijo que interrogarían a dos hombres detenidos, incluyendo el presunto insurgente, arrestados durante la operación del sábado. No aclaró si estaban entre los considerados como rehenes o si recibían tratamiento en un hospital por heridas no especificadas.
Otro funcionario, que habló bajo la condición de no ser identificado por no estar autorizado a informar a la prensa, dijo que entre los cinco había un canadiense de origen bangladesí y un ciudadano británico nacido en Bangladesh. Estaban investigando sus antecedentes e interrogando a familiares y amistades.
Global Affairs Canada, el departamento gubernamental que gestiona las relaciones diplomáticas y consultares de Canadá, y funcionarios consulares en la Alta Comisión de Canadá en Daca dijeron que no recibieron ninguna información sobre un ciudadano canadiense detenido.
El responsable confirmó que los investigadores están entrevistando también a un tercer hombre descrito por medios locales como un bangladesí que quedó atrapado en el restaurante con su mujer y sus dos hijos. El hombre, profesor en una universidad privada en Daca, había regresado recientemente al país tras vivir durante 20 años en Gran Bretaña.
Varios videos tomados desde un departamento cerca del Holey Artisan Bakery muestran al hombre hablando con los atacantes, que le dejan salir del local antes del inicio de la operación de rescate de los paramilitares el sábado. Amigos del hombre y la policía señalaron también que uno de los agresores estudiaba en el mismo departamento de la universidad en el que él da clase.
El ataque el peor hasta el momento dentro de la última oleada de violencia que sacude el país conmocionó a la tradicionalmente moderada nación musulmana y generó preocupación a nivel internacional por si el país puede hacer frente a los extremistas, cada vez más radicalizados.
Que los agresores tuvieran como objetivo un popular restaurante en el corazón del barrio diplomático de la capital supuso otro cambio en la estrategia de la insurgencia. Hasta ahora, la mayoría de los ataques eran perpetrados por jóvenes armados con machetes y cuchillos de carnicero que clavaban en sus víctimas antes de huir.
La policía de Bangladesh dijo que está investigando si los agresores tenían relación con el grupo extremista suní Estado Islámico, aunque el ministro del Interior insistió en que la milicia radical no tiene presencia en el país y no pudo haber guiado el ataque. El gobierno sostiene que el ataque al restaurante y otros registrados recientemente en Bangladesh son obra de insurgentes locales que buscan la imposición de gobierno islámico. Estado Islámico reivindicó la autoría de la agresión.
Tras la muerte de 9 italianos en el restaurante, el Ministerio de Exteriores del país emitió alertas de viaje apuntando que no se podía descartar la posibilidad de nuevos ataques en Bangladesh. El aviso pidió que se actúe con «la máxima prudencia posible», especialmente en lugares frecuentados por extranjeros, y que se limite la actividad a la necesaria.
El lunes, rodeado por familiares llorosos y un fuerte dispositivo de seguridad, el primer ministro, Sheikh Hasina, y diplomáticos de Italia, Japón y otros países depositaron coronas de flores junto a los féretros con las tres víctimas nacionales.
Los ataúdes estaban envueltos en la bandera de Bangladesh pero el de la estudiante de la Universidad de Emory Abinta Kabir, residente en Miami y cuya familia confirmó que es ciudadana estadounidense, estaba cubierto también en parte con la bandera del país.
Dos agentes de policía y otros 17 rehenes nueve italianos, siete japoneses y un indio fallecieron.