El presidente estadounidense Barack Obama recibió este viernes al joven príncipe saudí Mohammed bin Salman en la Casa Blanca, destacando el meteórico ascenso y su creciente influencia en el fortalecimiento de las deterioradas relaciones entre sus países.
El príncipe de 30 años, segundo en la línea de sucesión y que se ha convertido en líder de la reforma económica y de la más dinámica política exterior de Arabia Saudita, ingresó al Ala Oeste de la Casa Blanca, acompañado de un grupo de asesores.
Mohammed bin Salman es hijo del rey saudí y ministro de Defensa, y se ha reunido con las más altas personalidades de Washington durante su semana de estadía en la ciudad.
«Teóricamente es el número tres en la jerarquía, pero en realidad es el número uno», dijo Simon Henderson del Washington Institute, un centro de análisis centrado en Medio Oriente.
Estados Unidos respalda a la monarquía sunita saudí en su intervención militar desde marzo de 2015 contra los chiitas hutíes de Yemen, especialmente con apoyo logístico y equipamiento de defensa.
Pero en estos últimos meses la diplomacia estadounidense ha expresado varias veces su preocupación ante el número de víctimas civiles por los bombardeos de la coalición liderada por Riad en Yemen.