Autoridades de Estados Unidos dijeron el lunes que no han encontrado una relación directa entre militantes del Estado Islámico y el atacante que mató a 49 personas en un club nocturno de Orlando, al que describieron como un extremista local que se inspiró en grupos islamistas radicales.
El FBI y otras agencias del Gobierno de Washington aún buscaban evidencia dentro y en los alrededores del club gay Pulse, donde el joven de 29 años Omar Mateen -nacido en Nueva York e hijo de inmigrantes afganos- llevó a cabo el tiroteo más letal en la historia moderna de Estados Unidos.
El atacante murió a manos de la policía, que arremetió en el club nocturno el domingo por la mañana con autos blindados después de que Mateen se atrincheró tres horas con rehenes en el lugar.
«Hasta ahora, no vemos indicaciones de que esto fue un complot dirigido desde fuera de Estados Unidos y no vemos indicios de que él fuera parte de algún tipo de red», dijo el director del FBI, James Comey, en Washington. «Estamos prácticamente seguros de que el asesino se radicalizó, al menos en parte, a través de Internet«, agregó.
La sangrienta masacre repercutió en la campaña presidencial, donde el aspirante republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton, su más probable oponente en las elecciones del 8 de noviembre, se enfrentaron sobre cómo luchar a los violentos extremistas islamistas.
Trump propuso suspender la inmigración hacia Estados Unidos desde países con un historial comprobado de terrorismo, mientras que Clinton advirtió contra demonizar a los musulmanes y pidió medidas de seguridad más estrictas sobre las armas.
La masacre comenzó poco después de las 02.00 de la mañana (0600 GMT) del domingo, cuando había unas 350 personas en el club, ubicado en el corazón de Orlando. Muchos de los clientes del club huyeron cuando el atacante comenzó a disparar indiscriminadamente a la multitud con un rifle semiautomático estilo AR-15 y una pistola.
La mayoría de las 49 personas que murieron eran hispanos, más de la mitad de ellas de ascendencia puertorriqueña y al menos tres de ellos eran ciudadanos mexicanos.
Un primer grupo de oficiales ingresó al lugar y acorraló a Mateen en un baño, dijo a periodistas el jefe de la policía de Orlando, John Mina, lo que permitió a muchos asistentes escapar, aunque otros quedaron atrapados junto con el asesino.
«Pudimos salvar y rescatar a decenas y decenas de personas», dijo Mina. La policía negoció con Mateen durante unas tres horas antes de hacer un agujero en la pared que le permitió a los rehenes escapar. El atacante salió por ese mismo hueco y fue abatido por los oficiales, dijo la policía.
Autoridades dijeron el domingo que los muertos alcanzaban los 50. El lunes, aclararon que esa cifra incluía a Mateen. Unas 53 personas resultaron heridas y 29 seguían hospitalizadas en el Centro Médico Regional de Orlando, según un tuit de la entidad.
Durante los llamados que intercambió con las autoridades en medio del tiroteo, Mateen manifestó lealtad al líder del grupo radical Estado Islámico, a los atacantes de la Maratón de Boston y a un estadounidense que se convirtió en atacante suicida del Frente al Nusra en Siria, dijo Comey. Al Nusra es un desprendimiento de al Qaeda que se opone a Estado Islámico.
El padre de Mateen dijo el domingo que su hijo no estaba radicalizado, pero indicó que tenía fuertes sentimientos homofóbicos. Su ex mujer lo describió como una persona mentalmente inestable y violenta.
Estado Islámico (EI) reiteró el lunes su responsabilidad sobre el ataque, pero esto no necesariamente implica que hubiese coordinación entre el atacante y el grupo antes de la masacre.
El presidente Barack Obama denunció el ataque como un acto de terror y odio.
«Por lo que podemos decir en este momento, este ciertamente es un ejemplo del extremismo local del que todos hemos estado muy preocupados por largo tiempo», aseguró Obama a periodistas en la Casa Blanca.