El papa Francisco proclamó el domingo dos nuevos santos en una misa de canonización: una luterana convertida al catolicismo que escondió judíos durante la Segunda Guerra Mundial y el fundador de la primera orden religiosa polaca masculina dedicada a la inmaculada concepción.
Durante la misa de canonización en la Plaza de San Pedro, Francisco calificó a la sueca Elizabeth Hesselblad y a Estanislao Papczynski de ser «testigos ejemplares de este misterio de la resurrección». El presidente de Polonia, Andrzej Duda, y la primera dama Agata Kornhauser-Duda asistieron a la ceremonia.
Hesselblad salvó la vida de 12 miembros judíos de las familias Piperno-Sed al ocultarlos en un convento en Roma donde ella era madre superior desde diciembre de 1943 hasta la liberación de la capital el 4 de junio de 1944.
El centro del Holocausto de Israel Yad Vashem le confirió el título de «Justa entre las Naciones». Dijo que Hesselblad nunca trató de convertir al catolicismo a los que salvó sino que «en lugar de eso, les insistió en orar en hebreo y cumplir con otras obligaciones de su religión».
Hesselblad, que fue bautizada en la Iglesia luterana de la Reforma, emigró a Estados Unidos, donde trabajó como enfermera y se convirtió al catolicismo. Más tarde se trasladó a Roma, donde se volvió monja y dedicó la vida a su orden religiosa. Murió de causas naturales en 1957 y fue beatificada en el 2000.
Ella es la segunda santa de Suecia en 625 años, después de Santa Brígida, que fue canonizada en 1391.
Estanislao de Jesús y María, como se le conoce, apoyó hospitales y centros de acogida para los pobres y los enfermos atendidos en la Polonia del siglo 17. En sus primeros años él mismo sufrió una enfermedad grave y vivió en las calles.
«Papczynski predica la misericordia y anima a la gente a hacer obras de misericordia», dijo el episcopado polaco en su sitio web.
Su mayor logro fue fundar la orden de los Padres Marianos, que predican el culto a la Virgen María.