Las fuertes lluvias provocaron un deslizamiento de tierras que la noche del lunes mató a por lo menos 12 mineros ilegales y probablemente sepultó a otras 30 personas cerca de una mina de jade en el norte de Birmania.
Esta zona aislada cerca de la frontera con China atrae a cada vez más birmanos pobres que vienen para tratar de encontrar trozos de jade olvidados, una actividad no controlada ante la que autoridades y empresas hacen la vista gorda.
«Hemos hallado 12 cuerpos hasta ahora, siete durante la noche y cinco por la mañana mañana», dijo el martes a la AFP un policía de Naypyidaw, la capital administrativa birmana.
Otras alrededor de 15 personas están heridas y unas 30 más desaparecidas, agregó el policía.
El accidente se produjo a última hora del lunes en la región de Hpakant, transformada por la explotación de las minas en detrimento del medio ambiente.
Fuertes precipitaciones se registraron en la zona en los últimos días, coincidiendo con el inicio de la estación de lluvias.
«Pensamos que unas 200 personas trabajaban en esta zona cuando se produjo el deslizamiento de tierras«, declaró a la AFP un habitante del lugar y excooperante de una oenegé que pidió anonimato.
Según las oenegés, en los últimos meses decenas de habitantes que buscaban jade murieron en deslizamientos de tierras. No hay datos oficiales.
En noviembre, más de 110 personas murieron tras el derrumbe de un terraplén sobre decenas de cabañas en las que dormían los trabajadores.
Birmania obtiene grandes beneficios de la presencia masiva de la piedra preciosa en el subsuelo de esta región minera. En 2014 vendió en el mercado mundial cerca de 27.500 millones de euros (31.000 millones de dólares) de jade, diez veces la cifra oficial, según un informe publicado en octubre por la oenegé Global Witness.