El papa Francisco advirtió el viernes a los obispos que consulten con el Vaticano antes de aprobar nuevas órdenes religiosas, bajo riesgo de que la máxima jerarquía católica anule sus decisiones.
Según una ley publicada el viernes, el objetivo es garantizar que los nuevos institutos religiosos cumplan todos los criterios de las órdenes religiosas, especialmente que tengan un «carisma» o un espíritu fundacional únicos y que sus miembros practiquen la pobreza, la castidad y la obediencia.
Anteriormente, se exigía a los obispos que consultaran con el Vaticano sobre nuevas solicitudes, pero no había consecuencias si no lo hacían. Ahora, sus decisiones pueden ser invalidadas.
Por lo general, las órdenes religiosas comienzan como pequeños «institutos de vida consagrada» que reciben la aprobación de un obispo local para que operen en su diócesis. Con el tiempo, si atraen más miembros, pueden solicitar al Vaticano que les otorgue reconocimiento pontificio, como la Compañía de Jesús o los Misioneros de la Caridad.
Kurt Martens, profesor de derecho canónico en la Universidad Católica de América, opinó que la nueva ley pretende evitar que «sucedan desastres» cuando un obispo apruebe un nuevo instituto religioso sin hacer las comprobaciones pertinentes.
Aunque el papa Francisco ha tenido mucho interés en descentralizar la toma de decisiones de la iglesia a los obispos, Martens recalcó que la Santa Sede tiene mucha experiencia qué ofrecer. Dijo que la nueva ley parece buscar un «equilibrio saludable».
La nueva ley se enfoca en las primeras etapas de la aprobación de la Iglesia a nuevas órdenes religiosas. Fue publicada en momentos en que el Vaticano está lidiando con un nuevo escándalo en la orden Sodalitium Christianae Vitae, con sede en Perú, que recibió la aprobación diocesana en 1994 y el reconocimiento pontificio en 1997.
El Vaticano nombró recientemente a su antiguo segundo jerarca a cargo de las órdenes religiosas, el arzobispo Joseph Tobin, para que supervise reformas en la orden Sodalitium después de que una comisión de ética interna encontró que los jóvenes recién ingresados eran víctimas de abusos físicos, psicológicos y sexuales, según la agencia de noticias católica.
La agencia, cuyo director ejecutivo es un miembro de Sodalitium, ha dicho que la comisión encontró una cultura interna de «disciplina y obediencia extrema hacia el fundador», un eufemismo paralelo a otro escándalo similar, ocurrido en la organización Los Legionarios de Cristo, con sede en Ciudad de México.